Brasil llama a la inversión extranjera
El Gobierno de Lula ofrece 29.200 millones de euros en oportunidades de negocio
Tras un 2009 de incertidumbres económicas y un temporal financiero que tan sólo le ha tocado tangencialmente, Brasil pretende demostrar al mundo que su economía goza de una robustez a prueba de obuses. Mientras los mercados manejan unas previsiones de crecimiento excelentes, del 5,35%, el Gobierno brasileño ha diseñado un plan para abrir su territorio a la inversión extranjera por valor de 29.200 millones de euros. Las oportunidades de negocio en 2010 estarán centradas en la construcción de infraestructuras como carreteras, líneas de ferrocarril, tendidos eléctricos, así como concesiones para trabajos de dragado en puertos.
El plan de inversiones diseñado por la Casa Civil -capitaneada por Dilma Rousseff, la aspirante a suceder al presidente Luiz Inácio Lula da Silva a partir del año que viene- ya tiene las bendiciones del Banco Central de Brasil. Su presidente, Henrique Meirelles, confirmaba a principios de mes que las previsiones de la institución que dirige para la inversión extranjera directa (IED) en 2010 alcanzan los 45.000 millones de dólares (algo más de 33.000 millones de euros). Según Meirelles, este valor representará un récord histórico en Brasil.
Este año tendrá lugar la mayor entrada de capital de la historia del país
Entre los proyectos destaca el tren bala que unirá Río de Janeiro y São Paulo
Los estudios de mercado del Banco Central también apuntan a que este año se registrará la mayor entrada de inversión del exterior. El año pasado, la inyección de capital cayó considerablemente por efecto de la crisis financiera internacional. "Todos los años hemos cubierto nuestras ofertas de oportunidad de negocios para empresas extranjeras, pero es cierto que el año pasado cayeron las ofertas de interesados en invertir en nuestro país. Obviamente, hubo una razón clara: la crisis", confirma Maurício Muniz, secretario ejecutivo adjunto del Programa de Aceleración Económica (PAC) lanzado por Lula en 2007. Desde aquel año, el nivel de inversión extranjera se ha mantenido en torno a los 35.000 millones de dólares anuales, mientras que el año pasado cayó a 25.0000 millones.
Según un estudio elaborado por la consultora AT Kearney basado en la opinión de ejecutivos de las principales compañías del mundo, Brasil es en este momento el cuarto país favorito para invertir. Por delante se sitúan China, EE UU y la India, lo que deja patente una vez más el auge económico que durante los últimos años experimenta el denominado grupo BRIC (Brasil, Rusia, la India y China). Según el estudio, los sectores preferidos de los inversores en el gigante suramericano son el petrolífero, la industria automovilística y la construcción.
Varias razones han empujado al Gobierno de Lula a abrir aún más su mercado al capital extranjero. La reciente elección de Río de Janeiro como sede olímpica en 2016 ha supuesto un revulsivo para poner en marcha de manera irreversible varios proyectos de infraestructuras que llevaban años amontonados en las mesas de los despachos. Entre otros, destaca el tren bala que conectará Río de Janeiro y São Paulo, y que contribuirá a descongestionar las vías de comunicación entre las dos mayores metrópolis brasileñas. Brasil también albergará el Mundial de Fútbol de 2014, lo que requerirá una mejora considerable del trazado de autopistas entre las principales capitales.
Las oportunidades previstas para empresas extranjeras se enmarcan también en el PAC, el gran proyecto vertebrador de Brasil diseñado por el equipo de Lula. El programa, que por ahora está dando resultados extraordinarios, canaliza ingentes cantidades de dinero hacia mejoras en logística, energía y proyectos sociales en áreas urbanas. Son 200.000 millones de euros invertidos entre 2007 y 2010 que se materializan en 2.471 obras. El 55% ya ha sido concluido, el 32% aún está en ejecución y tan sólo el 13% se encuentra todavía en proceso de licitación. Según Brasilia, durante este año se ejecutará el mayor volumen de obras previstas en el PAC y además arrancarán los trabajos de las infraestructuras necesarias para los Mundiales y los Juegos Olímpicos.
Entre las opciones para invertir este año, Brasil ha sacado a licitación la construcción de tres autopistas (BR-040, BR-116 y BR-381). En total suman 2.066 kilómetros de asfalto, por valor de 3.200 millones de euros, que incluyen la construcción y los trabajos de mantenimiento. La adjudicación de la obra se realizará en función de la menor tarifa de peaje, y la concesión de explotación será por 25 años.
El trazado de nuevas líneas de ferrocarril, una de las grandes cuentas pendientes en la vertebración territorial brasileña, también estará abierto a la participación extranjera. La construcción de 1.535 kilómetros de la línea Norte-Sur costará 1.900 millones de euros. La línea Este-Oeste también recibirá una inyección de 2.400 millones de euros para el trazado de 1.490 kilómetros de vías. En ambos casos, la empresa que gane la licitación obtendrá el derecho de explotación de las líneas durante 30 años. Los dos son recorridos destinados a trenes de mercancías y atraviesan áreas de producción agrícola y minera de Brasil.
La licitación del tren bala Río-São Paulo incluye la construcción de las vías y una concesión de explotación de la línea de alta velocidad durante 40 años. El coste será de 13.600 millones de euros. Se trata de una de las oportunidades más atractivas, ya que los Estados de Río y São Paulo engloban el 45% del PIB brasileño. Según fuentes que gestionan el proceso de adjudicación, empresas españolas, japonesas, coreanas, chinas, alemanas y francesas concurren para hacerse con esta línea.
Brasil también sacará a concurso público los trabajos de dragado en cinco puertos (Fortaleza, Itajaí, Imbituba, Suape y Paranaguá). La licitación, por valor de 124 millones de euros, incluye contratos de servicios de dragado por un periodo de cinco años.
En el sector eléctrico, durante el primer semestre de este año se oferta la construcción de nueve centrales hidroeléctricas por un total de 8.000 millones de euros. A partir de julio saldrá a concurso el trazado de 800 kilómetros de tendidos eléctricos, que requerirá un desembolso de 235 millones de euros.
Según explica Muniz, las empresas españolas vienen mostrando gran musculatura en las licitaciones de obras de carreteras y tendidos eléctricos. Este año también participarán en el concurso para la construcción y explotación del tren de alta velocidad. "Ahora estamos trabajando en un nuevo PAC, que irá de 2010 a 2014. Y será necesario un gran volumen de inversión extranjera para llevar a cabo todo lo que tenemos en mente", adelanta.
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