Holanda juzga al líder populista Geert Wilders por incitar al odio
El diputado es conocido por sus duras críticas al islam
Holanda, la tierra de la tolerancia por excelencia, se enfrenta a la paradoja de procesar al líder populista de derecha Geert Wilders por invocar la libertad de expresión para criticar el islam. Acusado de incitación al odio, discriminación e insultos a los musulmanes, el jefe del Partido por la Libertad y diputado se sentó ayer en el banquillo en Ámsterdam arropado por unos 300 seguidores que le vitoreaban en la calle.
El juicio arrancó con una vista preliminar para señalar a los testigos y fijar la competencia del tribunal. Si bien los fiscales no ven indicios de delito, sino "pensamientos hirientes en el curso de un debate social", la corte de apelación sí ha observado excesos en las ideas de Wilders. Por eso ha dado luz verde para juzgarle. En particular, consideró que "comparar el Corán con el Mein Kampf de Hitler" supera los límites de la Constitución.
Entre los testigos de la defensa figura el asesino del cineasta Van Gogh
A pesar de sus reticencias, la fiscalía ha añadido el cargo de "alentar el odio hacia los marroquíes y otros inmigrantes no europeos". Con todo, no descarta pedir su absolución.
Según la acusación particular, ello sería absurdo. Representada por Gerard Spong, un letrado amenazado por la extrema derecha, califica el juicio de "buena noticia para todos los musulmanes contrarios a verse arrojados al cubo de la basura del nazismo".
Famoso por su pelo teñido de platino, que le ha valido el apodo de Mozart, Wilders ha hecho profesión de pacifismo durante la vista. Dijo ser "intolerante sólo con los intolerantes", y espera dedicar su vida "a la defensa de una libertad de expresión hoy amenazada". También aseguró "que no ataca a los musulmanes, pero sí al islam, un credo que odia la libertad". Espera aclarar ese matiz con ayuda de unos 20 testigos, entre ellos, intelectuales europeos e imanes radicales. Otro personaje esencial de su lista es Mohamed Bouyeri, que cumple cadena perpetua por el asesinato, en 2004, del cineasta Theo van Gogh. Las críticas al islam fueron el motivo del crimen.
La fiscalía rechazó la lista de testigos, y pidió a los jueces que las declaraciones de Wilders fueran las únicas durante el proceso. La acusación también propuso que el político se explicara primero a puerta cerrada. Con ello pretenden evitar disturbios en la sala por si hiciera soflamas políticas. Bram Moszkowitcz, defensor del líder populista, había cuestionado la competencia del tribunal y proclamado la inmunidad parlamentaria de su cliente. No convenció a la sala. El proceso se reanudará el próximo 3 de febrero.
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