"Mis personajes emocionan"
El viernes pasó ciertos nervios. Según Álvaro Augustín, uno de sus productores, "Daniel es muy humilde y por eso estaba nervioso; ahora estoy convencido de que seguirá con su trabajo, como una hormiguita". Por ahora la faceta cigarra gana a la hormiga y Daniel Monzón (Palma de Mallorca, 1968) tendrá que promocionar Celda 211, su cuarta película, en su camino a los Goya: 16 candidaturas no se logran todos los días... ni todos los años: es el cuarto filme en número de selecciones en la historia del cine español. Desde las afueras de Valencia, donde vive, y en entrevista telefónica, al cineasta se le escapan las risas de felicidad: sus tres películas anteriores (El corazón del guerrero, El robo más grande jamás contado y La caja Kovak) sólo obtuvieron tres candidaturas. Otro de sus productores, Juan Gordon, ha comentado momentos antes: "Una de las mayores alegrías de las 16 selecciones es la reivindicación de Monzón en la Academia. Siempre ha tenido imán para el público. Ahora se reconoce su capacidad como autor".
"Mi guerra está en los Goya. A mí Estados Unidos me suena a muy lejos"
Pregunta. Será un ejemplo manido, pero ha hecho saltar la banca de la Academia.
Respuesta. De verdad que tenía un poco apartado el asunto. Porque si algo no depende de ti, ¿para qué preocuparte? Reconozco que no contaba con esta cantidad.
P. Pues uno de sus productores asegura que estaba nervioso.
R. Un poco sí. En fin, es que son 16 candidaturas. Que una película obtenga tantas significa que ha quedado claro el esfuerzo de todo el equipo. Para mí el cine es un trabajo colectivo. Y en Celda 211 todo el mundo dio lo mejor de sí.
P. ¿No le ha dado ningún mal sueño Celda 211? ¿Son todo alegrías?
R. Pues sí. Ha gustado mucho: en taquilla y entre los académicos. Conecta con el público, lo conmueve. Aplauden al final de algunas sesiones y se me acerca gente de cualquier edad a hablarme del filme. No tengo ninguna queja.
P. Sin embargo, no ha sido la película española presentada a los Oscar.
R. Creo que no estuvimos ágiles con las proyecciones a los académicos, estábamos más pendientes de los festivales de Venecia, de Toronto, del estreno comercial... En cualquier caso, mi guerra está en los Goya. A mí Estados Unidos me suena a muy lejos. Y tengo una niña de tres años, ¡como para irme allí varios meses a hacer promoción!
P. ¿Su filme es un drama o un thriller carcelario?
R. Es todo. Es cierto que hay géneros que parecen poco reconocidos por la crítica y los premios, que acaban al margen. Pero, primero, creo que se puede ser tan autor en una película de género como en un drama, y, segundo, lo bueno de filmes como Celda 211 es que no tienen una catalogación clara. En todo caso, en largometrajes tan de género como puedan ser los westerns -y pienso en los de John Ford-, se puede hablar con sutilezas y de personas. Si algo me gusta de Celda 211 es que está protagonizada por personajes emocionantes y que emocionan.
P. Celda 211 está coproducida por Telecinco. ¿Qué le parece el planteamiento de posible constitucionalidad de ese 5% que por ley deben invertir las televisiones en cine?
R. Estoy muy contento con la gente de Telecinco. Ya colaboramos en La caja Kovak y sólo tengo buenas palabras para Álvaro Augustín. Espero que la ley se mantenga, aunque si no hubiera obligación legislativa, me encantaría que Telecinco siguiera produciendo cine: ellos no tiran el dinero.
P. Usted fue periodista antes que cineasta, y compite contra gente que ha entrevistado y visto desde el otro lado.
R. Yo no lo veo como una competición, sino como una celebración. Por eso me apetece ir a la fiesta de los finalistas [el próximo 23 de enero]. Así podré conocer mejor a Campanella, y abrazar a Trueba y a Amenábar.
Babelia
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