El SPD elige a Gabriel como nuevo presidente y abre fuego contra Merkel
El líder socialdemócrata buscará apoyos entre los votantes de centro
El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) eligió ayer en Dresde a Sigmar Gabriel como nuevo presidente tras la debacle que sufrió la formación en las elecciones generales de septiembre pasado. En un belicoso discurso, pronunciado ante los 500 delegados del congreso federal del SPD, Gabriel intentó insuflar optimismo a los militantes. El nuevo líder socialdemócrata dejó clara su intención de disputarle a Angela Merkel (CDU) el centro político, a sabiendas de que la canciller democristiana es, por el momento, su monarca absoluta.
La herencia que asume Gabriel -salió elegido con el 94,2% de los votos- es pesada: un SPD mermado y sacudido por el peor resultado electoral en décadas, que le ha mandado a la oposición tras 11 años en el Gobierno y le ha forzado a cambiar buena parte de su cúpula. Un partido en "estado catastrófico", según dijo el propio Sigmar Gabriel. El nuevo presidente del SPD es la esperanza para un partido del que queda la sombra de lo que fue durante sus 146 años de historia.
El político llama en el congreso de Dresde a un nuevo "patriotismo social"
Muchos de los discursos previos de los delegados fueron duros y críticos. Se prolongaron durante horas. Cuando se dirigía al atril, Gabriel daba sin embargo una impresión más despierta que los agotados oyentes. Pese al resfriado que le aquejaba, mostró su buena forma en los más de cien minutos de su discurso. Buena parte de su intervención se centró en descalificar "cualquier debate sobre coaliciones o sobre si el SPD gira a la izquierda o al centro". "El centro político", dijo, "no es un lugar fijo".
"El fantasma que ahora recorre Europa es el del centro político, ése que todos reclaman", manifestó. Recordó Gabriel las victorias socialdemócratas, "logradas cuando el SPD ganó el centro y lo hizo de izquierdas, porque cambió la sociedad hacia la izquierda". Los adversarios políticos, aseguró, "quieren que centro e izquierda parezcan incompatibles". "Reclaman el centro pero son la derecha democrática de este país", añadió. Aquí los aplausos le llevaron a insistir: "Así es como hay que llamarles". El concepto derecha despierta en Alemania asociaciones en las que abundó Gabriel recordando la democraciacristiana de la época de Weimar, "que allanó el camino a Hitler mientras los socialdemócratas se jugaban la vida". Rechazaba así "cualquier lección de democracia" respecto a posibles pactos con el pujante partido La Izquierda, en parte heredero del partido único de Alemania Oriental. El nuevo líder socialdemócrata se mostró abierto a coaliciones con todos los partidos, incluido éste.
Además, Gabriel llamó a un nuevo "patriotismo social, con un nuevo consenso para la financiación del bienestar común". Defendió la pervivencia del ideario socialdemócrata, "que no es un simple libro de citas de Willy Brandt y Felipe González".
El partido también eligió ayer a Andrea Nahles como secretaria general. Este congreso es clave para el SPD, otra vez en la oposición tras siete años de Gobierno con Gerhard Schröder y otros cuatro como socios de la canciller Angela Merkel, que los ha sustituido ahora por los liberales del FDP.
El dirigente más pop
La aplastante derrota del SPD el pasado 27 de septiembre abrió las puertas a una coalición entre los democristianos de la CDU y los liberales del FDP. Tras la dimisión de la cúpula socialdemócrata, Sigmar Gabriel, de 50 años, asumió el mando en el partido. Había hecho méritos durante la campaña. Cuando el SPD se veía abocado al desastre, levantó un debate que descolocó a democristianos y liberales. Aparecieron papeles de los ochenta que revelaban que el Gobierno de Helmut Kohl (CDU, en coalición con el FDP) había presionado a los científicos que dieron el visto bueno para crear el cementerio nuclear de Gorleben, en Baja Sajonia. Si bien no evitó el desastre electoral, Gabriel dejó patente su habilidad para sacar el jugo a asuntos complejos en discusiones sencillas. Algo ideal en campaña.
En su ascenso político, Gabriel sufrió diversos altibajos. Antes de lograr ayer la presidencia del SPD, la carrera de Gabriel había tenido dos momentos estelares. Primero, cuando en 1999 y sin elecciones de por medio se convirtió, en Baja Sajonia, en el primer ministro más joven de Alemania. A sus 40 años parecía el sucesor natural del canciller Gerhard Schröder.
Tres años más tarde, sus primeros comicios regionales le depararon un revés de 15 puntos que le costó la jefatura del Estado federal. El partido lo relegó entonces a "delegado para cultura y discurso pop". El nuevo destino, bien extravagante para un ex primer ministro regional, le hizo ganarse el poco amable mote de Siggy Pop, en referencia a Ziggy Stardust, el personaje de David Bowie.
Gabriel no se dio por vencido y en 2005 logró la cartera de Medio Ambiente en el primer Gobierno de la democristiana Angela Merkel. Fue gracias al considerable peso socialdemócrata dentro de la gran coalición y, según las malas lenguas, a la falta de un candidato alternativo.
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