La investigación de la guerra de Irak aleja a Blair de la presidencia de la UE
El ex primer ministro británico comparecerá en enero ante una comisión de notables
La posibilidad de Tony Blair de convertirse en presidente de la Unión Europea recibió ayer un golpe probablemente letal con el anuncio de que deberá comparecer ante la comisión que investiga la polémica entrada del Reino Unido en la guerra de Irak. En algunos medios diplomáticos de la capital comunitaria la noticia se recibió con una sonrisa que decía más que el silencio que sigue envolviendo a una candidatura que sólo defiende empecinadamente el Reino Unido. "Va a reforzar la idea de quienes quieren un presidente menos controvertido", vaticina Antonio Missiroli, director del European Policy Center, un centro de análisis de Bruselas.
Blair deberá declarar en enero ante la comisión de personalidades que busca arrojar luz sobre la participación británica en la invasión de Irak en 2003. El entonces primer ministro fundó su decisión, entre otros factores, en un informe gubernamental que daba por hecho que Sadam Husein poseía armas letales capaces de alcanzar el Reino Unido en apenas 45 minutos. Londres llegó a enviar hasta 45.000 soldados a Irak y familiares de algunos de los caídos ya han manifestado en los trabajos preparatorios de la comisión que Blair engañó a la opinión pública y lanzó al país a una guerra ilegal.
La situación del candidato provoca más de una sonrisa en Bruselas
La comisión, formada por cinco notables y presidida por John Chilcot, un antiguo funcionario, comenzará sus trabajos el próximo día 24, con pesquisas que cubrirán un amplio periodo temporal: desde los atentados terroristas del 11-S en Estados Unidos hasta el día de la retirada oficial de las tropas británicas de Irak, en julio pasado.
Según una nota emitida por el propio Chilcot, el informe final de los investigadores no se hará público hasta finales de 2010 o incluso en 2011. También confirmó, quizá para decepción de muchos, que los investigadores no emitirán veredictos de inocencia o de culpabilidad. Pero reiteró su compromiso de que será "extensa, rigurosa, justa y franca".
Los trabajos irán mucho más allá de la fecha de las elecciones generales de la próxima primavera, pero las jornadas previstas hacia primeros de año para que comparezcan Blair y otros miembros del Gobierno tenderán a perjudicar al ya deprimido Partido Laborista con la amenaza de reabrir el viejo debate sobre la guerra a pocos meses de los comicios.
Más acuciante en el tiempo es la candidatura de Blair a la presidencia permanente de la UE, que se decide oficialmente la próxima semana. Con una sonrisa de oreja a oreja recibió la noticia una fuente diplomática continental, que hizo notar la feliz coincidencia entre la carrera presidencial del ex primer ministro británico y la decisión de Chilcot.
Las ambiciones europeístas del antiguo líder de la tercera vía tienen hastiados a muchos Gobiernos, lo mismo que el juego febril de su antiguo jefe que practica Gordon Brown. Una fuente que reclama el anonimato mantiene que Brown ha planteado a sus socios un referéndum sobre Blair. "Y el no ha ganado", señala la fuente, que daba por hecho el tándem Herman Van Rompuy, primer ministro belga para presidente, y de David Miliband para alto representante, hasta que Brown retiró la candidatura de su ministro de Exteriores. "Lo que está haciendo Brown es vergonzoso, hay un chantaje tal que nadie se atreve a decirlo", señala. Según la misma fuente, "la comparecencia sobre Irak debería acabar con la candidatura de Blair" porque "¿quién va a querer como presidente a alguien que debe declarar ante una comisión de investigación?". Missiroli es más diplomático. Y aunque insiste en que el golpe para Blair ha sido duro, no se atreve a dar por acabada la carrera del ex primer ministro.
La idea del chantaje y de atmósfera mafiosa es muy apropiada para describir lo que está ocurriendo con la candidatura de Blair. Nadie la defiende en público, salvo Brown, y muchos la critican en privado. Una destacada personalidad europea cuyo nombre se barajó para presidente de la UE decía recientemente, con elocuente ironía: "A ver qué papel presenta con sus logros como mediador en Oriente Próximo". Sería un papel en blanco.
Bajo sospecha
- Seis años en Irak. La misión británica comenzó con la invasión liderada por Washington en marzo de 2003 y acabó en julio de este año.
- Las bajas de Reino Unido. Sumaron 179 soldados. Dos de cada tres murieron en enfrentamientos con el enemigo; el resto en accidentes o víctimas del fuego amigo. En Afganistán han muerto hasta el momento 232 militares británicos.
- Las armas de destrucción masiva que no aparecieron. El ex primer ministro, Tony Blair, fue uno de los líderes que con más ímpetu defendió la invasión, en contra de su opinión pública. Blair y otros miembros de su Gobierno aseguraron que Sadam era capaz de lanzar armas de destrucción masiva en menos de 45 minutos, que Irak intentó comprar uranio en Níger, que poseía misiles Scud y que la guerra era la forma de llevar la democracia a Irak.
- La extraña muerte de David Kelly. El asesor del Ministerio de Defensa, David Kelly, apareció muerto en su casa en julio de 2003, días después de declarar ante una comisión parlamentaria que investigaba la invasión. Un año más tarde, un juez resolvió que Kelly se había suicidado.
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