A la rica reedición de los Rolling Stones

Nuevamente, Rolling Stones y Beatles chocan en las tiendas: se comercializan ediciones remasterizadas de ambos grupos y, como ocurría en los sesenta, los de Liverpool se llevarán el gato al agua. La colección de los Beatles cubre sus discos esenciales mientras que sus competidores, con 13 títulos, obvian los años sesenta y se reservan el legendario Exile on Main street.

A diferencia de los Beatles, los Stones no incluyen textos que expliquen cada grabación. Y eso disminuye su estatura, ya que muchos tuvieron elaboraciones heroicas: estos músicos perdieron el hábito de trabajar eficientemente cuando dejaron Inglaterra para convertirse en exiliados fiscales. Por no hablar de los debilitantes conflictos de Keith Richards con las drogas. Así, Tattoo you (1981) es una creación de Mick Jagger, que recopiló material aparcado durante los turbulentos años setenta. Luego, cuando Jagger fantaseó con hacer carrera como solista, el timón pasó a Richards. En las últimas décadas, parecen haber hallado un modus operandi que les permite facturar discos correctos, que justifican sus monumentales giras. Tienen productores como Don Was cuya reverencia les limita al papel de árbitros, más preocupados por evitar enfrentamientos que por propiciar rupturas. De cualquier modo, hasta los discos más insípidos de los Rolling Stones contienen canciones que crecen. Lo que nos falta es la visión del proceso creativo de Jagger y Richards: alguien debería revisar los archivos y recuperar temas desechados o tomas no maquilladas.

Mejor esperar sentados. En términos comerciales, los Rolling Stones son una banda de conciertos. De ahí la rapidez con que han desmentido una noticia que circulaba por Internet y que daba por seguro la retirada de Charlie Watts. El baterista, de 68 años, seguirá siendo el engrudo que mantiene unidos a los Stones. Según Gay Mercader, su promotor en España, "resultan inimaginables unos Rolling sin Charlie".