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Reportaje:

La no ficción anima al cine

Ari Folman viaja a los infiernos de la guerra con el documental 'Vals con Bashir'

Personajes que parecen moverse en un perturbador estado de ingravidez, atmósferas alucinatorias, fracturas oníricas bajo la piel de lo real... Vals con Bashir convierte estas estrategias formales en la mejor manera de contar su historia: la lenta emergencia de un hecho traumático enterrado en lo más hondo de la conciencia. El hecho es la participación de un grupo de jóvenes soldados israelíes -entre ellos, el director Ari Folman- en el engranaje táctico que hizo posibles las matanzas de Sabra y Chatila.

Vals con Bashir ha logrado que se hable de un género aparentemente paradójico: el documental de animación, extraño punto de encuentro entre un modelo de discurso que parece exigir objetividad y una forma que encarna la subjetividad pura. La película de Goldman recoge la herencia de una tradición que se remonta a los orígenes del cine animado.

Morgen ultima una película de dibujos sobre el juicio a los Siete de Chicago

Sheila M. Sofian, que cuenta con controvertidos trabajos a sus espaldas sobre violencia de género y la guerra de Bosnia, define el documental de animación como "toda película animada que parte de materiales de no ficción".

El trabajo de Sofian, Truth has fallen -todavía en fase de posproducción-, es un ejemplo paradigmático de este proceso creativo: combinando animación e imagen real, la película documenta la labor de James McCloskey, fundador de Centurion Ministries, organización dedicada a gestionar la libertad de quienes han sido erróneamente encarcelados. En Truth has fallen, la animación ilustra los recuerdos de esos falsos culpables, en clave de pesadilla. El recurso formal coloca al espectador en el mismo territorio de incertidumbre que los miembros de un jurado que dictaminó una culpabilidad equivocada. Los historiadores sitúan el origen del documental animado en 1918, año en que el pionero Winsor McCay realizó El hundimiento del Lusitania, recreación del episodio ocurrido en 1915 que marcó la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial y del que no se habían registrado imágenes documentales.

Los dibujos animados, tal y como demuestran algunos trabajos de los Fleischer, Disney o la escudería Warner, revelaron pronto su enorme eficacia para el cine didáctico o propagandístico. Con todo, los desarrollos más ambiciosos de las posibilidades testimoniales del lenguaje animado están más ligados al presente y al empeño de algunos profesionales por contrarrestar una tradición que ha separado la animación del naturalismo. Peter Lord, fundador de los estudios Aardman que popularizaron a Wallace y Gromit, ha dedicado buena parte de su filmografía a encontrar una expresión animada para esas derivas del habla cotidiana que no suelen encontrarse en los estudios de doblaje: en sus series de cortos Animated conversations (BBC, 1978) y Conversation pieces (Channel 4, 1982), las voces grabadas de taquilleras de cine, pensionistas y presos inspiraban una sucesión de registros animados entre lo cotidiano y un surrealismo apoyado en la cómica banalidad del lugar común. En el terreno de la animación experimental, el registro documental ha servido para dar vida y movimiento a la imaginación infantil -John y Faith Hubley realizaron diversos cortos entre 1959 y 1973 que partían de la grabación de las voces de sus hijos-, a la memoria -es el caso de Drawn for memory (1991), de Paul y Sandra Fierlinger- o las evocaciones de lo improbable -el corto Abductees (1995), de Paul Vester, que recreaba testimonios de supuestos abducidos por extraterrestres-.

Vals con Bashir consolida la llegada de este registro al cine de consumo, que ya tantearon cintas como Waking life (2001), de Richard Linklater, con sus diálogos filosóficos, o la autobiográfica Persépolis (2007), de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud. La próxima a la que habrá que prestar atención es Chicago 10, de Brett Morgen, sobre el juicio a los Siete de Chicago, punto de inflexión en la historia de la contracultura americana.

Un fotograma de <i>Vals con Bashir</i>, el filme de animación dirigido por Ari Goldman sobre las matanzas de Sabra y Chatila.
Un fotograma de Vals con Bashir, el filme de animación dirigido por Ari Goldman sobre las matanzas de Sabra y Chatila.
Arriba, un fotograma de <i>Persépolis,</i> inspirada en la novela gráfica de la iraní Marjane Satrapi; abajo, a la derecha, <i>Going equipped,</i> de Peter Lord; a la izquierda, <i>Confessions of a foyer girl</i>, del mismo director.
Arriba, un fotograma de Persépolis, inspirada en la novela gráfica de la iraní Marjane Satrapi; abajo, a la derecha, Going equipped, de Peter Lord; a la izquierda, Confessions of a foyer girl, del mismo director.
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