Morir en vísperas de la victoria
Fallece de cáncer el trabajador de Michelin que abrió la batalla por el reconocimiento de que la empresa usó amianto sin proteger a su plantilla
Francisco Javier Martínez Díaz de Zugazua no ha ganado la batalla contra el mesotelioma de pulmón que le diagnosticaron en septiembre del pasado año, ni ha logrado ver cumplido el deseo de que la Inspección de Trabajo le reconozca la enfermedad profesional. Después de un largo año luchando en esos dos frentes, falleció el domingo, a los 55 años de edad, víctima de unas fibras de amianto que respiró en algún momento de su vida y que le provocaron tremendos dolores en sus ultimas horas, a pesar de la sedación.
Pero su empeño por hacer público que los trabajadores de Michelin han estado expuestos al amianto, como así ha puesto de manifiesto Osalan en la última investigación que realizó en la planta, ha abierto una puerta a que sus compañeros no sufran la misma suerte.
"Pidió despedirse en la iglesia del 3 de Marzo porque significa lucha"
Si la Inspección de Trabajo valora el informe de Osalan y toma en cuenta que los trabajadores de Michelin estuvieron en contacto con ese producto cancerígeno sin las debidas medidas de seguridad, la multinacional deberá hacer análisis médicos a centenares de trabajadores para detectar posibles cánceres relacionados con la inhalación de ese producto.
"Ha luchado contra dos gigantes. Uno le ha matado, pero contra el otro todavía la batalla no ha terminado", asegura un compañero. "Ahora cogemos nosotros el testigo", asegura.
Curiosamente, Javi, como era conocido por sus familiares y amigos no logró que Osalan ni la Inspección de Trabajo descubrieran el más mínimo atisbo de amianto en Michelin cuando, tras detectarle el cáncer, solicitó el 11 de septiembre de 2007, solicitó una investigación.
Osalan mandó a sus técnicos para elaborar un informe y la dirección de la fábrica negó que hubiera existido amianto en sus instalaciones ni en el proceso productivo. De hecho, el informe que Osalan remite a la Inspección de Trabajo de Álava el 8 de abril de 2008, y que ésta da curso el pasado 24 de abril, describe que los técnicos y directivos de la empresa han asegurado que no ha habido exposición del trabajador al amianto. Esto lleva a la Inspección a concluir así el expediente: "No existe ningún indicio a la luz de los datos expuestos que permita deducir un posible origen profesional de la enfermedad que sufre F. J. M.".
Cuando todo parecía perdido y el caso cerrado, se conoció una sentencia del Tribunal Superior de noviembre de 2006 que, en un caso por accidente labora, confirmó la existencia en 1996 de ese material en todas las tuberías y prensas de calor del proceso de producción ordinario de neumáticos. Ese dato reabrió el caso y la investigación. "Aquello le dio una alegría. Sabía que iba a a morir, pero que al menos otros podrían tener mejor suerte", explican desde su entorno.
Osalan volvió a mandar a sus técnicos y, mientras investigaban, la dirección de la empresa cometió la torpeza de mandar iniciar unos trabajos de desamiantado en la planta sin las más mínimas medidas de seguridad. Todo se quedó al descubierto.
La Inspección paralizó las obras y, poco después, el 18 de octubre, Osalan confirmó que, "en contra de lo que indica la dirección de la empresa", la exposición de la plantilla al amianto ha sido generalizada porque se han incumplido las medidas de seguridad legalmente exigibles. Sólo falta ahora que hable la Inspección.
Los amigos de Francisco Javier le dieron el último adiós a las 19,30 de ayer en la iglesia de San Francisco de Zaramaga, la de los sucesos del tres de marzo de 1976, cuando murieron cinco trabajadores. "Lo pidió él, porque esa iglesia significa lucha, avances, solidaridad".
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