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Reportaje:

Vuelve la búsqueda de uranio

Dos empresas de Australia y Canadá buscan el mineral en Cáceres y Salamanca - El renacer nuclear alienta las prospecciones

El renacer nuclear comienza a llegar a Salamanca y Cáceres. Una empresa canadiense acaba de conseguir permiso para buscar uranio en Extremadura y se une a una firma australiana que realiza prospecciones en Salamanca y que ha firmado un contrato con la Empresa Nacional del Uranio (Enusa) para utilizar sus instalaciones de tratamiento. España dejó la minería del uranio en 2000, pero el alto precio del mineral debido al creciente boom nuclear hace que las vetas hasta ahora ruinosas vuelvan a estar en el punto de mira.

La empresa pública Enusa eligió a una de las firmas para reabrir una planta

Villavieja de Yeltes es un pueblo salmantino de 967 habitantes próximo a Portugal. Desde hace dos años, los ingenieros de la empresa australiana Berkeley Resources realizan catas a profundidad de aproximadamente un metro en búsqueda de uranio. Pagan a los dueños del suelo por cada perforación y, según su alcalde, el socialista Salvador Rodríguez Santana, el pueblo está feliz: "Ésta es una zona muy deprimida, despoblada, y la gente está expectante por ver resurgir el lugar, y, si es a partir del uranio, perfecto". Rodríguez Santana ha reunido a 20 alcaldes del área para hacer un informe que explique a la población cómo les puede ayudar la minería del uranio.

A Berkeley, que compró sus permisos de exploración a la empresa Minería del Río Alagón, se le acaba de sumar la canadiense Mawson Resources. La compañía acaba de anunciar que ha obtenido el primer permiso definitivo para buscar uranio en Cáceres, de los 11 que tiene solicitados. Canadá y Australia son líderes mundiales en minería del uranio y se encuentran entre los principales exportadores.

Probablemente sus trabajos son una toma de posición, y no implican que vayan a comenzar a extraer el uranio inmediatamente. Berkeley además firmó el pasado 15 de julio un acuerdo con Enusa, la empresa pública encargada de suministrar el uranio a las centrales nucleares españolas, para explotar las concesiones que ésta tiene sin aprovechar en Salamanca y poder utilizar la planta de tratamiento que dejó de utilizar hace ocho años.

En los próximos dos años Berkeley estudiará el terreno y, si le salen los números, entrará en el proyecto. Ya tiene permisos para buscar el mineral en una veintena de emplazamientos. Mientras, Mawson asegura que quiere restaurar una vieja mina en Don Benito (Badajoz) y buscar uranio en una zona de Cáceres que nunca llegó a estudiarse del todo bien. Afirma en su web -la empresa no contestó ayer a las llamadas de este diario- que comenzará las prospecciones en octubre de 2008.

Estas empresas, que cotizan en bolsa, se dedican a veces a conseguir permisos y buscar el mineral y, si encuentran una buena veta, venden el permiso a firmas mayores y con más capacidad tecnológica.

El uranio extraído de la tierra hay que limpiarlo, transformarlo, concentrarlo y finalmente, tras un proceso a alta temperatura, formar una especie de pastillas de poco más de dos centímetros de alto y uno de diámetro. Estos bloquecitos, alineados en barras, pueden liberar una gran cantidad de energía y sirven de combustible para las centrales nucleares. Los nueve reactores españoles consumen al año unas 150 toneladas de uranio enriquecido, que España importa por más de 250 millones de euros.

Fuentes de Enusa explican que la empresa pública no se plantea volver a extraer el uranio: "Tenemos la importación muy diversificada, de todas partes del mundo, y contratos estables, además de unas existencias para alimentar las nucleares españolas durante un año. Hemos gastado mucho dinero en clausurar y reparar las minas, así que no pensamos en volver a la minería". España cerró en 2000 su última explotación, en Saelices el Chico (Salamanca). Sin embargo, para otros países tener garantizado el abastecimiento desde España sí puede tener sentido, ya que reduce la dependencia energética de Rusia, el tercer gran productor.

Y eso, incluso si el uranio en Salamanca o Cáceres está en mucha menor proporción que en otros países. Los estudios realizados en los ochenta en busca del mineral, durante el primer boom nuclear, revelaron concentraciones de un gramo de uranio por cada 1.000 gramos de tierra, más de cinco veces menos que las mejores minas del mundo. Aunque los nuevos estudios pueden detectar concentraciones mayores.

El precio del uranio, durante décadas por debajo de 20 dólares (14 euros al cambio de ayer) por libra (0,454 kilogramos), ronda actualmente los 60 dólares (aunque superó los 120 en 2007, en plena burbuja de las materias primas, en la que la mayoría de los minerales subieron de precio).

Francisco Castejón, responsable del programa nuclear de Ecologistas en Acción, sostiene: "Pese a que los yacimientos españoles están esquilmados, el precio del uranio ha subido. Los movimientos que estamos viendo en España obedecen a un posicionamiento de futuro. Si el precio siguiera subiendo podría ser rentable volver a explotarlo". Los ecologistas critican los planes: "Creemos que las minas de uranio son un error por los impactos que tienen, ya sean en galerías o a cielo abierto. Lo mejor es olvidarse de esta minería y de la energía nuclear".

Planta Quercus de enriquecimiento de uranio, en  Salamanca, en una imagen de 1997.
Planta Quercus de enriquecimiento de uranio, en Salamanca, en una imagen de 1997.

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