_
_
_
_
Príncipe de Asturias de las Letras
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Canadá como cuento universal

La identidad de una nación se refleja menos en su política que en las historias que cuenta. Con esta convicción, Margaret Atwood se propuso, hace más de tres décadas, construir para el Canadá, vasto territorio que nunca quiso definirse del todo, una conciencia cultural. Para entonces había publicado con éxito varias colecciones de poemas y una primera novela, La mujer comestible; su nuevo libro resultó ser un manual literario y práctico para todo aquel que quisiese conocer la geografía imaginaria canadiense. El punto de partida fue una reflexión de su profesor de literatura, el gran crítico Northrop Frye. "En cada cultura", escribió Frye, "existe una estructura de ideas, imágenes y creencias que expresan, en un cierto momento, una visión general de la situación humana y de su destino". Para Atwood, en el vasto territorio canadiense que alguien definió como "demasiada geografía y demasiada poca historia", ese conjunto imaginario podía resumirse a la idea de supervivencia. Perseguidos por los espectros del colonialismo, atónitos ante el paisaje descomunal, exiliados en su propia tierra por una naturaleza hostil, los canadienses narran lo contrario del deseo: aquello que se teme, aquello que se combate para sobrevivir.

Los canadienses narran lo contrario del deseo: aquello que se teme
Más información
Un grito literario contra la injusticia

Desde 1972, cuando publicó Survival, hasta hoy, la obra de Atwood redime y perfecciona esa obsesión. En su literatura, los personajes luchan por salvarse de sí mismos y de sus fantasmas (como en Ojos de gato y The Robber Bride), o de los fantasmas del mundo natural (Surfacing) o de la monstruosa sociedad que trata de destruirlos (El cuento de la criada) o aún de los estragos de una ciencia enloquecida (Onyx y Craye). No es casual que la ciencia-ficción, literatura de redención por excelencia, le haya brindado un campo fértil para sus últimas narraciones.

Hoy, gracias a Atwood, la literatura canadiense tiene un pasado que se extiende hasta los confines del siglo XVIII, y un presente tan rico y variado que ya no puede limitarse a las fronteras del país. Gracias a ella, el escritor canadiense es capaz de trabajar sin sentir que escribe en el vacío de un país casi inexistente. Pero ninguna literatura, una vez afirmada, sigue siendo autóctona. La obra de Atwood, traducida a decenas de idiomas, no es leída como "canadiense", sino como el reflejo de cada uno de sus lectores que, a través del mundo, sienten que el destino de esos personajes, sea cual fuera su nacionalidad, no les es ajeno, y les revela espejos para experiencias que hasta entonces no sabían comunes. Quizás sea ése el mayor atributo de Atwood: el haber reconocido en la exploración y creación de mitos locales, algo infinitamente más profundo, menos circunspecto y, sobre todo, más universal.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_