Universo Cappellini

 Cómo vive uno de los hombres que están definiendo el estilo del siglo XXI? ¿Cómo es la casa del empresario que más jóvenes talentos del diseño ha descubierto en los últimos años? ¿Cómo conviven los muebles que encarga a diseñadores de todo el mundo con su mujer, sus tres hijos, las piezas de anticuario y obras de artistas plásticos? Todo cambió en el universo del diseño de muebles desde la irrupción de Giulio Cappellini hace poco más de veinte años. El arquitecto y empresario descubrió a los hermanos Boroullec cuando no habían hecho más que prototipos. Apoyó al japonés Shiro Kuramata antes de convertirse en leyenda. Lanzó al australiano Marc Newson y al niño terrible del diseño holandés, Marcel Wanders. Consolidó la carrera del tunecino-británico Tom Dixon cuando le produjo la sinuosa silla S. Y saneó su empresa al contratar los sobrios diseños de Jasper Morrison. Hoy, con tres fábricas, cinco marcas propias, ocho showrooms internacionales y la exportación del 80% de su producción, Cappellini se alza como gurú del diseño. Este italiano de 52 años tiene olfato. Un gusto propio. Y sabe cómo asumir riesgos.

Al norte de Milán, en Mariano Comense, Cappellini vive con su familia en una casa que le ayudó a arreglar su amigo y arquitecto Piero Lissoni. La casa del referente del diseño no podía ser un escaparate, pero su dueño tampoco iba a dejar de retratar su pasión por el diseño. Piezas históricas conviven con contadas muestras de arte pop italiano, alguna pieza de anticuario y muebles firma de la casa. Pero ¿qué es lo que hace esta casa creíble, cómoda y habitable? Pocos muebles. ¿Objetos? Sólo cuatro y bien elegidos. El resultado: una vivienda abierta en la que el arte y el diseño alegran la vida cotidiana.