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Londres reformará la financiación de los partidos tras el caso de la venta de títulos

La fiscalía cierra sin procesados una investigación durante la que interrogó tres veces a Blair

Gordon Brown se comprometió ayer a impulsar la reforma de la normativa de financiación de los partidos políticos británicos tras hacerse oficial la decisión de la fiscalía de la corona de cerrar sin procesamientos el caso de la supuesta venta de títulos. La decisión de la fiscalía fue recibida con alivio por el Partido Laborista, sospechoso hasta ayer de haber concedido títulos honoríficos a multimillonarios a cambio de financiación. "Los implicados en este caso han vivido tiempos terribles, incluso traumáticos", declaró el ex primer ministro Tony Blair, que fue interrogado tres veces como testigo.

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El caso ha dominado la política británica en los últimos 16 meses y ha minado la confianza de los ciudadanos en los partidos. El primer ministro Gordon Brown se comprometió ayer a impulsar la reforma del actual sistema de financiación basado en las donaciones privadas. "Las propuestas están ya sobre la mesa y ahora deberíamos movernos hacia delante e intentar conseguir un sistema mejor para financiar a los partidos políticos en este país", declaró en París.

En una larga nota explicativa sobre las características técnicas del caso, la fiscalía explicó ayer que no es ilegal que los laboristas hubieran concedido títulos en señal de agradecimiento a sus donantes y que el delito sólo existe si las dos partes se han puesto previamente de acuerdo de forma que la donación está condicionada a la concesión del título o viceversa. Y "no hay evidencia directa de que haya habido ningún acuerdo de ese tipo entre las personas sujetas a esta investigación", concluyó.

La fiscalía explicó también que su labor consiste en analizar si la policía ha presentado pruebas suficientes que hagan razonable pensar que se podría conseguir la condena de los sospechosos y que en este caso no se dan esas pruebas. También descartó que haya pruebas suficientes para procesar a los sospechosos por un eventual delito de obstrucción a la justicia.

Las críticas se centraron en Scotland Yard, que ha estado 16 meses investigando en vano un caso políticamente explosivo. El oficial responsable, John Yates, defendió la larga investigación y explicó que se ha prolongado más de lo esperado debido a las sospechas de que dos de los sospechosos podían haber destruido pruebas y haber incurrido así en un delito de obstrucción a la justicia.

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Yates defendió su papel de "búsqueda de la verdad" y pareció discrepar de las conclusiones de la fiscalía de la corona al precisar: "Esa decisión descansa exclusivamente en ellos". "Doy la bienvenida, sin embargo, a sus comentarios confirmando la diligencia, profesionalidad y minuciosidad de la investigación".

Pese a las críticas en privado, los laboristas prefirieron ayer no acusar en público a la policía. "Había acusaciones muy serias y la policía tenía todo el derecho a investigarlas", declaró Gordon Brown. También el ex primer ministro Tony Blair defendió a la policía y prefirió acusar al Partido Nacionalista Escocés (SNP), que presentó la denuncia que abrió las investigaciones, y a la prensa: "Mucho de lo que se ha escrito y dicho sobre ellos era profundamente injusto y estoy encantado por ellos de que todo haya acabado". Blair corría el riesgo de que su legado político quedara dominado por Irak y por este escándalo si hubiera sido procesado alguno de sus dos colaboradores que la policía consideraba sospechosos: lord Michael Levy, recaudador del Partido Laborista y amigo personal suyo, y Ruth Turner, su enlace entre Downing Street y el partido. El tercer sospechoso era el millonario y donante laborista sir Christopher Evans.

De los tres, el más efusivo fue el que más números tenía para ser procesado, Levy. Ayer repitió varias veces la palabra "aliviado" en una nota que leyó él mismo y en la que no resistió la tentación de dirigir una puya a la policía: "No quiero comentar la manera en que la policía ha conducido las investigaciones. Sin embargo, estoy decepcionado por las constantes filtraciones a los medios, que han distorsionado la realidad, han sido inexactos con los hechos y me han dañado personalmente".

Ruth Turner recibió el anuncio "con enorme alivio". "Aunque tenía la confianza de que no haber hecho nada malo, han sido tiempos muy difíciles para mí y para mi familia. Incluso en los días más difíciles he sido consciente de que era un verdadero honor trabajar en el Número 10 sirviendo al primer ministro y al país", dijo en una nota.

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