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La crisis por los lazos con los paramilitares golpea de lleno a Uribe

El ex jefe de la milicia implica al vicepresidente y al ministro de Defensa de Colombia

El ex jefe de los paramilitares de Colombia, Salvatore Mancuso, detenido en Medellín, ha echado mucha leña al fuego en el escándalo por la vinculación de políticos, policías y militares con esta organización. Mancuso ha acusado al vicepresidente del Gobierno de Álvaro Uribe, Francisco Santos, de sugerirle que creara un frente paramilitar en Bogotá, y al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, de haberle pedido ayuda para "tumbar" al ex presidente Ernesto Samper.

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El ex jefe de los paramilitares de Colombia Salvatore Mancuso, detenido en Medellín, ha echado mucha leña al fuego en el escándalo por la vinculación de políticos, policías y militares con esta organización. Mancuso ha acusado al vicepresidente del Gobierno de Álvaro Uribe, Francisco Santos, de sugerirle que creara un frente paramilitar en Bogotá, y al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, de haberle pedido ayuda para "tumbar" al ex presidente Ernesto Samper.

"Paramilitarismo de Estado", se leía en la pantalla del ordenador de Mancuso al empezar ayer su quinta declaración ante los fiscales en Medellín. Es la tesis que ha sostenido durante los últimos dos días: "Desde arriba", dijo Mancuso, se apoyó el paramilitarismo, un grupo que según las ONG cometió 18.000 crímenes entre 1988 y 2003 y que despojó a miles de campesinos de sus tierras. "Fue un plan orquestado por los poderes económicos (...). Ponían el dinero, un dinero que favorecía a los políticos y al Ejército, que disparaba a quien se opusiera, fuera guerrillero o no", declaró el ex jefe para.

Mancuso, que era ganadero antes de unirse a las milicias de ultraderecha, aseguró que llegó a ser "uno más" dentro de una brigada del Ejército regular colombiano. Habló de generales que defendieron el ideario de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y de que los paras trabajaron con manuales de contrainsurgencia y objetivos entregados por el Ejército.

En su declaración involucró a dos de los principales escuderos del presidente Uribe: el vicepresidente, Francisco Santos, y el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. Son primos hermanos y pertenecen a una de las familias más influyentes de Colombia, los Santos, propietarios del diario El Tiempo.

Del vicepresidente dijo que se reunió varias veces con los paras, que se mostró muy cercano a su proyecto, y que pidió la creación de una división paramilitar para hacer frente a la guerrilla en el centro del país, especialmente en Bogotá. Del ministro aseguró que visitó a Carlos Castaño -el fallecido jefe máximo de los paras- para plantearle un pacto para "tumbar", dar una especie de golpe de Estado, contra el ex presidente Ernesto Samper (1994-1998), implicado en un escándalo por la financiación de su campaña con fondos del más poderoso cartel de la cocaína en ese momento: el de Cali. Uribe defendió a sus hombres. "Confío en su consistencia moral", afirmó. Y recordó que ambos habían hablado ya de sus encuentros con los paras, el vicepresidente para buscar acuerdos de paz y el ministro como periodista y abanderado en la lucha contra los secuestros. Pero perdió los papeles cuando los periodistas le recordaron que ha defendido equivocadamente a algunos implicados en este escándalo, Por sus vínculos con los paras ya han sido procesados o implicados más de una docena de parlamentarios -socios políticos del uribismo-, dos gobernadores y 25 alcaldes, además de altos cargos de la policía y el Ejército. Mancuso también involucró a Mario Uribe, primo del presidente.

Para los cercanos al vicepresidente, la acusación de Mancuso es parte de una campaña orquestada por la familia de la ex ministra de Exteriores María Consuelo Araujo, que tuvo que dimitir hace unos meses después de que su hermano (senador) fuera detenido, y su padre fuera declarado prófugo. "Pilatos", calificó la ex ministra a Francisco Santos, después de que éste influyese en Uribe para acelerar su salida del Gobierno. Por otro lado, Mancuso afirmó que durante el Gobierno de César Gaviria (1990-1994) se propiciaron las condiciones para la actividad del narcotráfico y el paramilitarismo.

[Por otra parte, el policía colombiano John Frank Pinchao, uno de los 57 rehenes canjeables en manos de las guerrillas de las FARC, apareció con vida más de ocho años después de ser secuestrado en la ciudad selvática de Mitú, 660 kilómetros al este de Bogotá. Al parecer, el suboficial logró fugarse mientras se desarrollaba una operación antidroga en la zona].

El ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso entra el martes pasado a la fiscalía de Medellín escoltado por la policía.
El ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso entra el martes pasado a la fiscalía de Medellín escoltado por la policía.AP

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