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El futuro de Europa

Serbia rechaza tajantemente el plan de Naciones Unidas para el futuro de Kosovo

La ONU propone por primera vez la secesión de una provincia de un Estado soberano

Guillermo Altares

Serbios y albanokosovares estuvieron ayer de acuerdo en un solo punto: el plan para el futuro de Kosovo, presentado en Belgrado y Pristina por el enviado de la ONU, Martti Ahtisaari, abre el camino para la futura independencia de este territorio, aunque esta palabra no aparezca en el documento. El presidente serbio, Boris Tadic, mostró su rechazo tajante al plan. "El plan Ahtisaari abre la posibilidad de un Kosovo independiente, y Serbia no aceptará jamás la independencia de Kosovo", señaló Tadic sobre un documento que decreta una soberanía tutelada por la comunidad internacional.

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Aunque las palabras secesión e independencia no aparezcan en el documento, la propuesta sobre Kosovo no tiene precedentes: es la primera vez que la ONU aboga por la secesión de una provincia de un Estado soberano. Ahora, todo depende del Consejo de Seguridad.

"Imponer la independencia violaría los principios fundamentales de la ley internacional y sería un precedente político y legal muy peligroso", agregó Tadic, firme partidario de la integración de Serbia en la UE y la OTAN. El primer ministro, el nacionalista moderado Vojislav Kostunica, se negó a recibir a Ahtisaari.

"Kosovo será soberano como los demás países", afirmó el presidente kosovar, Fatmir Sejdiu. El primer ministro, Agim Ceku, se pronunció en el mismo sentido: "El documento marca un futuro muy claro para Kosovo y abre el camino hacia la independencia".

Kosovo, que los serbios consideran la cuna de su cultura y de su Estado, es una provincia serbia administrada por Naciones Unidas desde 1999 cuando, después de una campaña de bombardeos de la OTAN para evitar un genocidio contra los albaneses, Belgrado cedió la soberanía. La resolución 1.244, que otorgaba la administración de Kosovo a la ONU, sellaba la "integridad territorial" de Yugoslavia. El 90% de sus dos millones de habitantes son albaneses y son partidarios de la independencia. La OTAN mantiene a 17.000 soldados en la provincia, 700 de ellos españoles.

Tras la entrega del documento, se producirán nuevos contactos entre serbios y albanokosovares en Viena durante el mes de febrero, lo que puede llevar a que se realicen cambios en el texto. "No soy terriblemente optimista. La posición de las dos partes es muy clara", afirmó Ahtisaari cuando fue preguntado en una rueda de prensa en Pristina sobre la posibilidad de que se alcance un acuerdo.

El diplomático finlandés señaló que "quiere llevar cuanto antes" el documento ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que será el que decida el estatuto final. El gran problema para las aspiraciones albanesas está en Rusia, que tiene derecho de veto en el Consejo y que ha señalado que no aceptará ninguna solución con la que no esté de acuerdo Belgrado.

Ahtisaari ya había presentado el plan al Grupo de Contacto la semana pasada en Viena y, aunque en teoría los detalles del futuro estatuto permanecían secretos hasta ayer, los grandes rasgos del documento habían sido ampliamente difundidos. Desde ayer, cuando entregó el documento completo a Belgrado y Pristina, son públicos.

"Kosovo será una sociedad multiétnica, que se gobernará a sí misma de forma democrática y con respeto a la ley, a los derechos fundamentales y a los derechos humanos", asegura el documento, que decreta desde su preámbulo que "una autoridad internacional civil" supervisará a las autoridades de Kosovo.

Constitución y bandera

El plan elaborado por el diplomático finlandés prevé que Kosovo tenga una Constitución, pueda firmar acuerdos internacionales y formar parte de organizaciones internacionales, controle sus fronteras y se dote de un himno, una bandera, unas fuerzas armadas y un sistema de justicia. Los principales guiños a la comunidad serbia son que establece una amplia autonomía para las municipalidades, que prohíbe la unión con otros países (véase Albania) y que los monasterios serbios gozarán de una protección especial.

El retorno de los refugiados y la posibilidad de recuperar sus propiedades también están en el texto; pero en estos ocho años de gestión de la ONU, con 17.000 soldados sobre el terreno, miles de serbios han abandonado los lugares en los que vivían. En marzo de 2004 se produjo un pogromo antiserbio en toda la provincia, que fue el que impulsó a buscar una salida definitiva a la situación.

Martti Ahtisaari, durante la presentación del plan ayer en Pristina.
Martti Ahtisaari, durante la presentación del plan ayer en Pristina.EFE

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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