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Fallece Carles Fontserè, cartelista republicano y polifacético artista

Fue pintor, escenógrafo, editor, fotógrafo y escritor en sus creativos 90 años de vida

El polifacético artista catalán Carles Fontserè (Barcelona, 1916-Porqueres, Girona, 2007) falleció ayer en un hospital de Girona, a causa de una septicemia. Cartelista, ilustrador, escenógrafo, dibujante de cómics, fotógrafo, memorialista... Fontserè desplegó con pasión, lucidez, humanismo y visión crítica, un abanico de actividades creativas que denotan su carácter audaz y sus prodigiosas capacidades artísticas.

Fontserè perteneció a una extinguida estirpe de artistas combativos que nacieron en la efervescencia del cartelismo republicano del año 36 y bebieron ideológicamente del anarquismo libertario. A los 15 años ya se dedicaba profesionalmente al arte. Con sólo 20 años, pintó el famoso cartel Llibertat!, un icono del movimiento cartelista en el que un campesino empuña una hoz ante la bandera anarquista. Fue soldado en las Brigadas Internacionales y, tras la derrota republicana y su paso por los campos de concentración franceses, emprendió una carrera artística que le llevó a residir en París, México y Nueva York. Fontserè hizo de su exilio una oportunidad para crear y ver mundo. En Francia, cultivó el dibujo y la pintura, pero también elaboró escenografías teatrales y editó libros de bibliófilo de clásicos catalanes con ilustraciones propias. Junto a Mario Moreno, Cantinflas, produjo en México una revista musical de corte parisiense que se estrenó en la capital azteca en 1948.

En su etapa neoyorquina, entre 1949 y 1973, practicó el dibujo de cómics, la pintura, el diseño de carteles y se encargó de la dirección artística de una revista mensual. En esta etapa, en la que también trabajó un tiempo como taxista a jornada completa, practicó la fotografía social. En Nueva York, Fontserè contrajo matrimonio con Terry Broch, que se convertiría en un puntal de su trayectoria vital y artística hasta sus últimos días. "Carles era un hombre brillante, algo tozudo, que disfrutó al máximo con todas sus facetas artísticas, pero siempre le gustaba recordar que lo que más le satisfacía era de la sensación de haber vivido", recordaba ayer la esposa de Fontserè. Cuando se emplazaba a Fontserè a escoger alguna de sus obras, advertía socarronamente que sus mejores obras eran sus dos casas de Porqueres, en Girona. La masía de Can Tista y su gran estudio, diseñados en gran parte por el artista, en la cima de una colina desde la que se divisa el lago de Banyoles, se convirtieron desde su regreso definitivo del exilio, en 1973, en el santuario de una ingente tarea memorialista.

En sus tres volúmenes de memorias, Fontserè describe, con una brillante prosa, trepidantes episodios de su vida, mezclando sus propias vivencias con la consulta de una extensa bibliografía. En sus memorias, narradas con pulso novelesco, Fontserè intenta dinamitar determinadas verdades históricas interesadas. En ellas aparece la lucha desigual contra el franquismo, las miserias de los exiliados republicanos de tercera fila o una visión que rompe con los tópicos sobre el París ocupado por los alemanes.

Fontserè deja inconcluso el cuarto volumen de sus memorias, del que había redactado ya unos 10 capítulos, centrado en sus vivencias en Nueva York entre 1951 y 1973. Las excepcionales instantáneas sobre la rica geografía humana de la ciudad pueden contemplarse estos días en el Espai Cultural Caja de Madrid, en Barcelona, donde se presenta una versión revisada de la muestra Nueva York 1626-1990.

Recientemente, el artista catalán dio rostro humano a la reivindicación del retorno de los papeles del Archivo de Salamanca, en cuyas dependencias se guardan carteles de propaganda republicana y documentos privados que fueron confiscados de su taller. Fontserè, que viajó hasta Salamanca para reclamar las obras, ya no podrá ver su retorno. Precisamente, esa actitud reivindicativa fue elogiada ayer por el presidente de la Generalitat, José Montilla, quien aseguró de manera solemne que "con Carles Fontserè, Catalunya pierde uno de sus grandes nombres, que supo combinar como pocos su capacidad creativa con el compromiso político y social, sobre todo durante la República y la Guerra Civil".

La salud de hierro de Carles Fontserè empezó a deteriorarse a raíz de una desafortunada caída doméstica sufrida hace unos meses que le ocasionó lesiones óseas en una pierna y un brazo. A pesar de que superó una intervención quirúrgica, el posoperatorio se complicó con una septicemia, una grave infección generalizada. Después de permanecer ingresado unos dos meses en varios centros hospitalarios, falleció ayer por la mañana en el hospital Josep Trueta de Girona tras pasar tres días en coma.

Por expreso deseo del artista, no se celebrará ninguna ceremonia civil o religiosa, aunque dentro de unas semanas su mujer desea esparcir las cenizas del finado en los parajes de Can Tista en compañía de familiares y amigos.

Carles Fontserè, con uno de sus carteles como fondo.
Carles Fontserè, con uno de sus carteles como fondo.EFE

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