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Matanza en Gaza

Hamás amenaza con atentados suicidas tras la masacre

Israel se halla en estado de máxima alerta policial. La matanza de 19 personas ejecutada por el Ejército en Beit Hanun desató ayer una oleada de amenazas sin precedentes en los últimos meses, en uno de los días más aciagos para los palestinos. La más relevante, la del líder de Hamás en el exilio y principal dirigente del movimiento islamista, Jaled Meshal. "Hamás se vengará con hechos y no con palabras. Debe haber una reacción clamorosa de la resistencia para vengar a estos muertos", dijo Meshal, en un tono de exigencia a sus partidarios que pareció aludir a previas amenazas frustradas. Varios de los portavoces de este partido-milicia advirtieron a Israel, al que calificaron de "Estado animal y brutal", que vaya "preparando ataúdes negros" e hicieron llamamientos a reanudar los atentados suicidas en su territorio.

Pero las palabras de Meshal también reflejaron el aislamiento político de su partido en el ámbito internacional. "El ataque ha sido cometido bajo la cobertura de Estados Unidos y ayudado por el silencio árabe", destacó el dirigente fundamentalista. En efecto, el Gobierno de Hamás está contra las cuerdas. El hecho de que sus líderes hayan admitido la sustitución del primer ministro, Ismail Haniya, por un gobernante tecnócrata, aunque sea designado por Hamás, supone una notoria concesión a la hora de negociar el Ejecutivo de unidad. Una fórmula que los partidos palestinos dicen desear para poner fin al embargo económico de los territorios palestinos. La matanza de Beit Hanun provocó que las conversaciones fueran suspendidas.

Pero que esté arrinconado en el campo político no significa que los islamistas estén perdiendo popularidad en las calles. Al menos por el momento. Era éste uno de los principales temores de Fatah, el partido rival, cuyos dirigentes que en otros comicios los resultados no serían muy diferentes a los de las elecciones de enero, que se saldaron con una contundente victoria de Hamás. Los palestinos apenas creen en los frutos de una negociación con sus enemigos jurados y menos en los llamamientos, como el efectuado ayer por el presidente, Mahmud Abbas, para que el Consejo de Seguridad de la ONU detenga la oleada de violencia israelí.

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