El Festival de Otoño recibe a los grandes de la escena
La 23ª edición del certamen acoge los últimos montajes de Marthaler, Brook, Pina Bausch, Korsunovas, Wisniewski, Lupa y Fomenko
Ariel Goldenberg, director del Festival de Otoño de Madrid desde hace siete años (fue nombrado por el Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón y su consejera Alicia Moreno, y Esperanza Aguirre y su consejero Santiago Fisas le han mantenido), se muestra casi incrédulo ante la excepcional programación de la 23ª edición de esta muestra. Ello a pesar de su larga y sólida experiencia como programador de grandes festivales europeos desde hace décadas y como director de importantes teatros internacionales (está al frente del Teatro Nacional de Chaillot de París hace seis años).
No es para menos. Ha conseguido un festival realmente internacional, complicado y profundamente arriesgado, sin renunciar a grandes consagrados de la escena mundial como Peter Brook, Robert Lepage, Pina Bausch, Laurie Anderson, Eduardo Pavlovsky y Piotr Fomenko, entre otros, pero contando con los nuevos popes, que ya arrasan por medio mundo, pero apenas conocidos en España, como Christoph Marthaler, Dan Jemmett, Oskaras Korsunovas, Lupa y Janusz Wisniewski. Junto a ellos ha incorporado a la programación creadores que pertenecen a los movimientos de renovación escénica y cuya experimentación les ha convertido en una esperada y necesaria vanguardia, como el visual Cirque Hirsute, Raimund Hoghe, Juschka Weigel, Amiini o Galia Durant.
La muestra se inaugura hoy con la compositora, poetisa, fotógrafa, artista visual, directora de cine, cantante e instrumentista Laurie Anderson y su espectáculo (casi intimista para lo que acostumbra) The end of the moon. Después de ella y hasta el 9 de noviembre habrá un total de 37 espectáculos, y aunque tan sólo cuatro son de música, frente a 23 de teatro y 10 de danza, la muestra está claramente marcada por espectáculos que cuentan con música en directo y en los que ésta es parte fundamental en las propuestas escénicas. Ello sin olvidar que habrá algunos descubrimientos musicales como Vinicio Capossela, que será un revulsivo para el público español con sus músicas del mundo.
La relación de 28 compañías extranjeras frente a siete españolas es lógica y deseable en un festival que aspira a mostrar cuáles son las tendencias internacionales. En total, se producirán 36 estrenos.
Quizá para muchos la guinda de este suculento pastel otoñal es la presencia de cuatro excepcionales creadores que llegan del Este con sus potentes propuestas. El lituano Korsunovas (delicioso su Romeo y Julieta que sitúa en una pizzería); el polaco y heredero de Kantor, Janusz Wisniewski, que mostrará sus particulares infiernos en su condensado Faust, de Goethe; su compatriota Krystian Lupa, que se ha atrevido con un impactante Bernhard, y el gran Fomenko, ¡por fin con un Chéjov! (Tres hermanas).
Claro que también es de destacar que se verán dos montajes del suizo Christoph Marthaler, el nuevo dios escénico europeo, controvertido, mudo ante la prensa y del que dice es el relevo de maestros como Brook, Lucca Ronconi o Peter Stein. Estará en el festival con sus últimos montajes: Die Fruchtfliege (La mosca de la fruta), una irónica y divertida reflexión sobre la relación entre amor y ciencia, y Winch only, su particular interpretación de La coronación de Popea, de Monteverdi.
Compite este nuevo icono de la escena mundial con grandes consagrados como el británico Peter Brook, el estadounidense Lee Breuer y su compañía Mabou Mines, que presentan en España su curiosa versión de Casa de muñecas con hombres enanos y mujeres gigantescas, el argentino Eduardo Pavlosky y el francés Marcel Bozonnet (trae Tartufo con la Comédie-Française).
Todo hace presagiar que habrá otros bombazos estéticos como el que va a lanzar Jemmet (por cierto, yerno de Peter Brook y marido de la gran Irina Brook. ¡Qué familia!). Un sensible y delicioso puñetazo en el estómago su versión de La cerillera (The little match girl), cuento de Andersen con un final nada feliz. No será la única mirada sobre el cuentista danés, ya que el canadiense Robert Lepage, el gran introductor de la alta tecnología en las artes escénicas, estará con The Andersen Project.
En danza destaca la diosa Pina Bausch, que acude con su estética y lúcida lectura sobre el mundo oriental y su recreación de Estambul; el belga Alain Platel y Les Ballets C. De la B.; los franceses Richard Siegal y Philippe Decouflé: la española La Ribot y el japonés Saburo Teshigawara, entre otros.
Son varios los montajes marcadamente experimentales y, en muchos casos, casi performances. Entre ellos Sarah, Vincent et moi. Moi (Yo) no es otro que el alemán Raimund Hoghe, un curioso creador que alterna sus trabajos como dramaturgo, escritor y periodista. Así como la creadora Juschka Weigel acude con dos programas distintos que podrían recordar al gran Jan Fabre o Amiini y sus músicas islandesas, o Galia Durant y sus sonidos alternativos.
De Argentina acuden varios espectáculos, como el aportado por el internacionalmente reconocido Pavlovsky (Variaciones Meyerhold), así como el escrito por el catalán Pau Miró (Lluvia en el Raval) que Mario Vedoya estrena en el marco del festival, mientras su compatriota, la directora Paula Giusti, muestra por primera vez en España el excepcional montaje de su obra Acerca de la estrategia más ingeniosa para ahorrarse la penosa tarea de vivir. También de Latinoamérica llegará el gran creador chileno afincado en Francia Raúl Ruiz.
No hay que olvidar trabajos españoles que prometen mucho y que se estrenan en la muestra como El chico de la última fila, de Juan Mayorga y dirección de Elena Pimenta.
Algunos espectáculos se verán en diferentes poblaciones de la Comunidad de Madrid como Plataforma del provocador Michel Houellebecq, con dirección de Calixto Bieito (también ofrece dentro del festival su afamado Peer Gynt) y protagonizada por Juan Echanove, que recibió en Edimburgo el premio de interpretación de la crítica por este montaje, que hará temporada en Madrid a partir del mes de diciembre.
Babelia
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