Premio a la nocturnidad ¿y a la alevosía?
Una película china se hace con el León de Oro, y Helen Mirren logra la Copa Volpi
La Mostra de Venecia tuvo ayer una conclusión pasmosa. El jurado presidido por Catherine Deneuve concedió el León de Oro a la película china Naturaleza muerta, de Jia Zhang-Ke, presentada al concurso como "sorpresa" (no figuraba en la selección oficial) y proyectada el miércoles a medianoche en un cine casi vacío. También causó asombro el premio al mejor actor asignado a Ben Affleck por su trabajo en Hollywoodland. El resto del palmarés resultó más razonable: León de Plata al mejor director para Alain Resnais por Corazones, León de Plata del Jurado a la película franco-chadiana Estación seca, Copa Volpi a la mejor actriz para Hellen Mirren (La reina) y premio especial para la película italiana Nuevo Mundo.
Nadie fue capaz de adivinar, ni siquiera intuir, el desenlace de la Mostra
Cuando se conoció la película ganadora, la primera reacción en el Palacio del Cine fue de estupor. Al estupor siguió el frenesí: había que encontrar a alguien que hubiese visto Naturaleza muerta. Al parecer, la obra se desarrolla en la región de las "tres gargantas" del río Azul y se centra en las víctimas del éxodo impuesto por la construcción de la mayor presa del mundo. La temática resulta bastante parecida a la de La estrella que falta, de Gianni Amelio: una denuncia contra la inhumanidad de la revolución industrial china. Un crítico del diario La Repubblica, uno de los pocos que conocían Naturaleza muerta, indicó que el estilo recordaba al neorrealismo italiano de la posguerra y que el guión contaba con algunos rasgos de comedia. El mismo crítico añadió que muchos elementos de la historia hacían referencia a cuestiones muy locales y resultaban difícilmente comprensibles para el espectador occidental.
Nadie fue capaz de adivinar, ni siquiera intuir, el desenlace de la Mostra. Quizá en el veredicto del jurado, del que formaba parte el cineasta español Bigas Luna, influyó la voluntad de crear un poco de polémica: el mes que viene se celebrará el primer Festival del Cine de Roma, una competencia muy poco apetecida por el certamen veneciano, y a la Mostra le conviene toda la publicidad que pueda conseguir.
Es posible que Naturaleza muerta mereciera el León de Oro. Pero quedó claro que un amplio sector del jurado prefirió Nuevo mundo, la hermosa fábula sobre la emigración siciliana firmada por Emanuele Crialese. Para resolver el bloqueo se improvisó un premio especial para el filme italiano.
El premio a Ben Affleck sonó a broma. Su interpretación de George Reeves, el actor que encarnó a Superman en una antigua serie televisiva estadounidense, no está mal. Pero en la misma película, Hollywoodland, Adrien Brody lo hacía mejor que Affleck. Quien, además, interpretaba a un mal actor: así cualquiera. En un gesto que sólo puede interpretarse como ensañamiento, se premió con el trofeo Mastroianni como actriz revelación a la francesa Isild Le Besco, que cumplía un trabajo medianito en una película pedante y del todo prescindible, El intocable.
Pese a su obvia voluntad de dejar con la boca abierta a la crítica y el público, el jurado no se atrevió a no premiar a la maravillosa Hellen Mirren por su papel de Isabel II en La reina. Mirren tenía que llevarse la Copa Volpi a la mejor actriz, y se la llevó. La reina, la película que más consenso concitó en la Mostra, tuvo que conformarse con un premio al mejor guión. El director, Stephen Frears, se fue de Venecia con las manos vacías. La reina fue la única obra que se llevó dos premios y seguramente será un éxito comercial.
El León de Plata a la mejor dirección no fue para Frears, pero tampoco dio para polémicas: se concedió a Alain Resnais, un grande de la historia del cine. Su película Corazones era teatro filmado y se ajustaba tan fielmente a la obra original del dramaturgo británico Alan Ayckbourn que incluso mantenía, como en el montaje teatral, la nieve como elemento de enlace entre las distintas escenas. En cualquier caso, el trabajo del octogenario Resnais resultaba preciso, suave, impecable, y el filme funcionaba como un reloj.
Estación seca se llevó un León de Plata como premio especial del jurado. Era una película sencilla, hermosa e incluso edificante, dirigida por Mahamat-Saleh Haroun, un cineasta chadiano de 40 años que en años anteriores había firmado obras como Bye bye Africa (1999).
La película AzulOscuroCasiNegro, del director español Daniel Sánchez Arévalo, recibió ayer dos premios colaterales del Festival de Cine de Venecia: el de la Etiqueta del Cine Europeo y el de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas (UAAR).
Babelia
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