Buenafuente: "Tú eres un creativo en libertad. Y me das envidia"
Mikel Urmeneta: "Es una gran trola, la verdad es que yo huyo de mí mismo"
Andreu. Yo soy un creativo encerrado en este bonito mundo de la televisión, y tú eres un creativo en libertad. Cada vez que sé que estás en Nueva York me das envidia.
Mikel. Ésa es una gran trola. Yo huyo de mí mismo. En cuanto me aburre una ciudad, me aburro yo, me aburre algo. El puto vértigo de no saber qué coño pintas aquí.
Andreu. La verdad es que yo también me siento un poco inmaduro. Decía Woody Allen que para un humorista es muy bueno tener un pie en la infancia. ¡Pues yo tengo todo el cuerpo! Bueno, hay una parte del cuerpo que no la tengo ahí. Es una actitud ante la vida. Yo me siento heredero de mi padre, que ya ha muerto. Era un tipo que se tomaba la vida a cachondeo: estaban metiéndolo en el quirófano y estaba contando un chiste. Y el cirujano: "¡Que tiene que acabar el chiste!". Yo hago humor porque no me gusta la vida tal como es. Acaba mal, todo es un rollo... Y he aprendido a sentirme no domesticado, pero sí pautado.
Mikel. O sea, que te autocensuras.
Andreu. No es eso: atiendo a los cánones de mi trabajo, pero me gusta mantener mi propia libertad.
Mikel. Es una vergüenza que nos dejemos dominar y que no se oiga nuestra voz de protesta si algo está mal. Por cierto, cuando diste el salto a Antena 3 me pareció cojonudo que llamaras Chaparro a tu jefe...
Andreu. Yo tengo mi compromiso con mi público, aunque esto suene a folclórica... Mi gente es una gente muy maja. Sé que me respetan y que me quieren, y quiero darles calidad y creatividad, y sobre todo dignidad. La dignidad está un poco en desuso en la tele; parece algo antiguo, pero a mí me gusta guardarla... Tengo mucha complicidad con mi jefe, nos caemos muy bien. Ha entendido que debo campar a mis anchas... Después está mi propia censura, que es la que marcan la ética y la dignidad...
Mikel. Dices que no te gusta la vida; a mí tampoco... Tener niños me parece acojonante, porque estamos en un buen momento, ¡pero luego vienen momentos malos y la palmas! ¿Tú te ves capaz de traer a alguien a este mundo viendo cómo está la vida?
Andreu. Joder, no me había planteado eso, me acabas de joder el verano... La vida a veces me tiene asustado por su crudeza... Pero luego tiene momentos bonitos, como este encuentro en Ibiza...
Mikel. A veces hago algo bueno, me exalto, pero después mi propio cerebro se baja al suelo. ¡Haz algo mejor! Yo no me siento verdaderamente satisfecho de lo que hago... ¿Tú te sientes contento, te emocionas?
Andreu. Últimamente he combatido mi fatalismo con una cierta terapia de autoestima. Voy a mi plató y me digo: "Esto lo he inventado yo, con mis amigos, con mis colaboradores. Tengo un plató propio, una cadena propia, estoy bien pagado...". Creo que hay que valorar eso para combatir ese fatalismo, ese que te hace decir: "Soy víctima de mi destino".
Mikel. ¿Tú crees que tus triunfos son tuyos o son una mezcla de lo que has heredado?
Andreu. Yo creo que son triunfos míos. He catalizado ideas ajenas, y doy lo que soy. Tú has catalizado también. Sin ti Kukuxumusu no sería lo que es... ¿Tú qué papel juegas en Kukuxumusu?
Mikel. Yo juego un papel de incógnito de cara a casi toda la gente que trabaja con nosotros... Hay una comunicación muy clara. Pero a la vez la gente duda qué papel juego. Monto ideas, y luego hay gestores.
Andreu. Creo que nos parecemos; tú has creado un equipo de amigos que son gestores... Yo prefiero que la empresa vaya mal pero que sea de amigos.
Mikel. Yo soy cero ambicioso... Disfruto con las mayores pequeñeces del mundo. Me da igual lo que se facture, me hace ilusión que haya mogollón de gente trabajando conmigo... Hombre, llegas a un nivel adquisitivo más grande que el que tenía a los quince años y le robaba el bolso a mi abuela... No valoro la pasta ni la fama, son supersecundarias.
Andreu. Mientras te oigo noto que nos parecemos, cosa que me reconforta porque indica que no estoy tan mal como creía... O sea que tú crees que el peor fantasma es la falta de ilusión...
Mikel. Yo creo que tengo la habilidad para recibir la desilusión de los demás. Pero jamás me he sentido aburrido en mi vida...
Andreu. ¿Nunca dijiste "No tengo ganas de hacer nada"?
Mikel. Nunca. ¿Tú sí?
Andreu. Más bien he sentido estrés y he dicho "Uy, hoy no haría nada"... Nunca me quedé en un dique seco, pero para mí ése es el gran fantasma...
Mikel. Pero, ¿tú tiendes más a la depresión que a la ansiedad?
Andreu. Uy, a las dos cosas... Yo tiendo a la ansiedad por nervios; hago demasiadas cosas...
Mikel. ¡Tranquimazín!
Andreu. Claro...
Mikel. ¡Voy a hacer una camiseta: "I love Tranquimazín!".
Andreu. ¡No puedes parar de crear!
Mikel. Somos componentes químicos, nos alteramos o nos desalteramos por la química de nuestro cuerpo... Y con este cuerpo de noventa kilos y esta barba de rasputín unos cinco miligramos de Tranquimazín te sirven para orar ante mil personas durante una hora sin que te suden las manos... A mí esto me flipa, adoro el Tranquimazín... ¿Tú lo usas?
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