_
_
_
_
_
Almodóvar, premio Príncipe de Asturias de las Artes
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

De Pedrito a don Pedro

El hoy famoso Pedro Almodóvar llamó la atención desde sus primeros pinitos con unos cortos rodados en 8mm., y un primer largo -Folle, folle, fólleme... Tim-, también en formato casero, que exhibía en festivales modestos. Haciendo gala de no tener dinero para acabar la película, fingía verse obligado a interpretar él mismo en directo los diálogos. Era una estrategia habilísima que le permitía palpar la sensibilidad de los espectadores de cada sesión, e ir dándole a su historia los quiebros que le parecían adecuados. Un jurado presidido por Berlanga, que vio la película de esa manera, reconoció en su palmarés el talento del incipiente director, y admiró sus pícaros trucos, pero no le pareció justo darle un premio.

Éste podría ser el momento de rescatar algunas películas menos conocidas
Más información
"He tratado de emocionarme y de emocionar"

Cuando Almodóvar se planteó rodar otro largo, Pepi, Lucy, Bom... y otras chicas del montón, su sufrida actriz Carmen Maura le pedía que, por favor, lo rodaran al menos en 16 mm., que era algo más serio. Al final se filmó en auténtico formato profesional, aunque a trancas y barrancas y tardando un siglo. Aquella insólita película contenía ya el estilo de este cineasta personalísimo que ha conquistado el mundo con sus historias de mujeres y de amores, con un lenguaje que alterna el último grito del diseño con la reivindicación apasionada de su pueblo perdido en La Mancha, y con un humor que ha sido entendido en el mundo entero. Nadie lo podía haber imaginado cuando Pedrito Almodóvar rodaba excentricidades con cuatro duros y en horas libres.

La mayoría de los detractores de Almodóvar están en su propio país, justificado a veces porque no todas sus películas han alcanzado el mismo rango artístico, pero excesivo cuando se le ha negado el pan y la sal: algunos flagrantes olvidos de la Academia de Cine dan cuenta de ello. Mejores o menos buenas, son obras de un creador genuino y siempre sorprendente, cuando no llega a apasionar. Al César, lo que es suyo.

Éste podría ser un buen momento para rescatar de los archivos algunas películas menos conocidas, como el musical Trailer para amantes de lo prohibido que rodó para TVE, o el anuncio publicitario del coche Polo que nunca se emitió, o su interpretación del camarero enamorado que canta Tatuaje en un divertido corto de Jaime Chávarri, con Marisa Paredes y Chus Lampreave... No se trata sólo de curiosidades, sino de otras muestras de su estilo, de ese mundo suyo... tan universal.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_