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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Antológico

Medio Bilbao, como se dice en el argot, acompañó a su Sociedad Coral anteayer en la Academia de Bellas Artes, a propósito de la concesión de la Medalla de Honor de 2005 a la histórica entidad vocal bilbaína. En el emblemático edificio de la calle de Alcalá se concentraron los Azkuna, Greaves, Atutxa, Anasagasti, Sánchez Asiain, Valdivielso, Querejazu y otras caras conocidas. También estaba Sainz Alfaro, director del Donostiarra, un detalle que le honra. La Coral dio un concierto antológico, huyendo del espectáculo trivial y sacando a flote su gran arma: la insolencia de cantar con el corazón. Así, su versión del Ave María de De Victoria sonó a cántico celestial, y el Ave verum Corpus, de Mozart, disipó cualquier atisbo de duda sobre la justicia de la distinción.

Sociedad Coral de Bilbao

Obras de Tomás Luis de Victoria, Mozart, Antxieta, Arriaga, Fauré, García Abril, Guridi, Bardos y Madina. Director: Gorka Sierra. Concierto con motivo de la concesión de la Medalla de Honor 2005 de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid, 5 de abril.

Con Arriaga se relajaron y O salutaris no pasó de la corrección, pero a continuación alcanzaron cotas sublimes en Cantique de Jean Racine, de Fauré, y un punto de emoción contenida en Si quieres subir al cielo, de García Abril. Del bloque de melodías vascas lo apoteósico vino con Goiko Mendian, de Guridi, mientras lo elegiaco y sanamente sentimental impregnaron tanto Eli, Eli como esa canción en la que los vascos se derriten, Aita Gurea, que contó con el buen oficio como solista de Olga Revuelta. Dirigió muy, muy bien Gorka Sierra: sobrio, detallista, musicalísimo, y acompañó al piano con eficacia Anus Cividian. El concierto tuvo la rúbrica de un impecable Agur Jaunak. En una esquina, como si estuvieran en un callejón a media luz, se abrazaban el presidente de la Coral, Cecilio Guerricabeitia, y su mujer.

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