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Reportaje:

La lucha del pueblo sami

Los lapones del norte de Finlandia se enfrentan a las talas industriales de los bosques, de los que depende su vida

Antti Morottaja es un pastor de renos de Muddusjärvi, unos 350 kilómetros al norte del Círculo Polar ártico. A sus 36 años recorre dos veces a la semana los 50 kilómetros que separan su colectividad del pueblo de Ivalo para hacer las compras necesarias para su familia y su pastoreo. Ivalo con sus 1.500 habitantes es el mayor centro poblado en esta vasta región de la Laponia finlandesa.

Morottaja pertenece a la etnia sami (lapón), un pueblo aborigen que habita en el extremo más septentrional de la UE. Durante las últimas semanas los sami de Finlandia están luchando en defensa de los bosques de una región que representan la fuente vital para el pastoreo. Estos bosques son también de los últimos bosques primarios que aún existen en Europa. La tala industrial realizada por una empresa estatal se ha detenido temporalmente después que Greenpeace haya establecido un campamento de defensa de los derechos sami. Según Morottaja la tala industrial y el pastoreo son actividades antagónicas: "La tala reduce permanentemente las fuentes de alimentación de los renos. Especial daño hacen las máquinas forestales".

En Suecia y Noruega se reconoce el derecho exclusivo de las prácticas tradicionales
Greenpeace estableció un campamento de seguimiento de las actividades forestales

"Después de una tala, según nuestra estimación, pasan al menos 15 años hasta que esos bosques pueden ser usados por los renos. Como los abetos de esta zona son de fibra muy compacta y tenemos una climatología muy seca, estos residuos permanecen en el suelo, como un caparazón duro que impide a los renos obtener el liquen, que constituye su alimento básico durante el invierno", continúa Morottaja.

El Colectivo de pastores también es vulnerable por el hecho de que la carne de reno está muy poco valorada en el mercado. Los pastores obtienen sólo unos tres euros por kilogramo; si a esto se suma que muchos deben comprar pienso para sus animales, las cuentas no cuadran.

"El colectivo de pastores ha sido obligado a entrar en la sociedad de mercado, pero esta no les ofrece las herramientas de defensa. Hoy por hoy ellos representan el grupo humano con menos ingresos en este país, y así es natural que los jóvenes miren hacia otra dirección", declara Pekka Aikio, presidente del Parlamento sami, una institución sin poder de decisión elegido por los miembros de la etnia.

El territorio en disputa son unas 90.000 hectáreas donde operan seis cooperativas de pastores. Según Aikio "el pueblo sami tiene el derecho colectivo de uso de estos territorios, pues históricamente son propiedad comunitaria". El estado finlandés posee el 90% de estas tierras, administradas por la Agencia Forestal Central.

"Las autoridades finlandesas no escuchan la voz de los sami. Ellos legislan sobre nuestras actividades desconociéndolas por completo. Por ejemplo, el pastoreo de renos. Ellos lo consideran como una granja sedentaria, mientras que, para nosotros, conceptos como pastoreo tradicional y trashumancia tienen un significado bien diferente", declara el presidente del Parlamento sami.

La Agencia Forestal vende el producto de la tala a las grandes empresas papeleras. El resultado de esta tala sólo constituye el 0,4% de la materia prima usada por el sector papelero de Finlandia. Los árboles tienen un lentísimo crecimiento y llegan a su madurez sólo después de unos 120 años. El principal comprador de la materia prima es la empresa sueco-finlandesa Stora-Enso.

Según Veijola, director regional de la Agencia Forestal, las actividades de ésta en ningún momento atentan contra los intereses de los sami. "Esta región es la única en Finlandia donde el trabajo forestal se desarrolla, sobre todo, en forma manual. Y esta es una concesión de nuestra parte", dice.

La gobernadora de Laponia, Hannele Pokka dice que, en la región en disputa, la intención es hacer viables tres actividades económicas. "Se trata que la propia gente del lugar encuentre las formas con las cuales el pastoreo de renos, la explotación forestal y el turismo puedan convivir en armonía".

Pero los ánimos están muy caldeados, sobre todo tras la actuación de Greenpeace en la zona de talas, manteniendo durante un mes y medio un campamento desde donde se hizo un seguimiento de las actividades forestales. Los trabajadores forestales respondieron con un campamento alternativo. Los rifirrafes entre los dos campos adquirieron tintes de verdadero dramatismo.

"El Gobierno finlandés ha aplicado la idea de que los negocios son los negocios, sin importarles los derechos de los sami, derechos establecidos en la constitución del país y en el derecho internacional", dice Matti Liimatainen responsable de la campaña de Greenpeace. Temporalmente se han detenido las talas. La próxima mesa redonda entre las partes se iniciará el 9 de junio.

En el caso de los sami de Suecia y Noruega las autoridades locales les reconocen el principio de derecho exclusivo para sus prácticas tradicionales cosa que Finlandia no reconoce. Según la Pokka, los gobiernos de los tres países nórdicos buscan una fórmula común que les permita legislar sobre la tenencia de la tierra. Por su parte Aikio considera que ha llegado el tiempo de que los samis lleven su caso a la Corte legal de la UE. "En reiteradas oportunidades nuestro hábitat natural ha sido violado. Esto tiene que terminar", enfatiza.

Un pastor de renos en la Laponia finlandesa.
Un pastor de renos en la Laponia finlandesa.GREENPEACE

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