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La oposición de Líbano convoca a una 'intifada' pacífica contra Siria

Jumblat encabeza una rebelión política que exige la formación de un Gobierno interino

El asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri está provocando una tremenda sacudida en la clase política de Líbano. Cuarenta diputados de la oposición de diversas tendencias, de los 128 con que cuenta el Parlamento, se reunieron ayer en Beirut y lanzaron un llamamiento para iniciar una "intifada pacífica por la independencia", la formación de un Gobierno interino y la retirada de los 14.000 soldados sirios. El primer ministro, Omar Karami, calificó la declaración opositora de "proyecto de golpe de Estado contra el poder".

El portavoz de la oposición, Samir Franyieh -pariente cercano del ministro del Interior, Suleiman Franyieh, un dirigente acérrimo defensor de la presencia siria-, leyó un comunicado de seis puntos en el que se reclama la constitución de un comisión "supervisada por la ONU" para investigar el asesinato de Hariri. Los opositores aseguran que el magnicidio no es un atentado suicida, como se dijo desde el Gobierno, sino una bomba colocada bajo el subsuelo.

El acuerdo también incluye una petición a Naciones Unidas para que proteja al pueblo libanés y se invita a los libaneses que viven en países extranjeros, unos 14 millones de personas, que se manifiesten frente a las sedes de organismos internacionales.

El líder druso y jefe del Partido Socialista Progresista, Walid Jumblat, en esta tesitura el opositor que más se destaca por su rechazo a la tutela siria, fue mucho más allá en sus invectivas contra el Ejecutivo de Karami: "Que se vaya ese grupo de criminales que perpetró el asesinato de Hariri, esa autoridad importada, designada por los servicios de espionaje sirios...".

El ministro de Turismo, Farid al Jazem, que dimitió ayer, admitió en un breve comunicado que "el Gobierno es incapaz de hallar una solución a la peligrosa crisis que atraviesa el país".

Con todo, la siempre turbulenta política libanesa aconseja prudencia. "Es muy probable que el asesinato de Hariri ayude a la unidad de la oposición, que es lo que pide la familia del dirigente asesinado", opinaba antes de conocerse la decisión de los opositores Georges Corm, ex ministro de Hacienda en el Gobierno de Selim Hoss (1998-2000), el único periodo entre 1992 y octubre de 2004 en el que Hariri no ejerció como primer ministro. Pero no será sencillo que rivales encarnizados durante años puedan pactar sobre asuntos cruciales que aquejan a este país mediterráneo.

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Si algún grupo religioso-político ha permanecido siempre en la oposición de la sectaria política de Líbano y reclamado la retirada siria, aunque también con notables y numerosas excepciones, éste es el caso de los cristianos maronitas, encabezados por el patriarca Nasrallah Sfeir, que alienta al movimiento Cornet Chauan, que se define por su radical rechazo a la tutela que ejerce sobre Líbano desde finales de la década de los años setenta el régimen de Damasco. Pero desde el pasado otoño -cuando el Parlamento decidió extender por tres años el mandato del actual presidente, el cristiano prosirio Emile Lahoud, y fue aprobada la resolución 1.559 de Naciones Unidas, que exige la retirada de los militares sirios- se han venido sumando al frente antisirio otros partidos y organizaciones que jamás se habían opuesto frontalmente al régimen de Hafez el Assad o de su hijo Bachar.

Es el caso de Jumblat, denostado hasta el pasado otoño por Cornet Chauan, que no olvida las matanzas de cristianos a manos de milicianos drusos en los años ochenta. "Hasta octubre pasado, Jumblat formaba parte del Ejecutivo y se deshacía en elogios hacia el presidente Lahoud por su labor al frente del Ejército y porque el presidente defendió a Hezbolá

[el partido-milicia chií que está en el punto de mira de Israel] como nunca lo había hecho otro mandatario", asegura Mahmud Chucair, ex presidente del Colegio de Médicos y persona allegada a Hariri. Jumblat -a diferencia de Hariri, que nunca lo reclamó explícitamente- ha exigido abiertamente el cumplimiento de la resolución 1.559 de la ONU, con lo que el choque con Lahoud estaba garantizado.

Muy importante ante las elecciones legislativas de mayo será la decisión que adopte Bahaadine Hariri, hijo de Rafik. Los suníes participaron masivamente en el entierro de Hariri y Bahaadine puede recoger, aumentados, el número de votos que ya cosechara su padre.

Jóvenes libanesas rezaban ayer en la tumba del asesinado ex primer ministro Rafik Hariri.
Jóvenes libanesas rezaban ayer en la tumba del asesinado ex primer ministro Rafik Hariri.EFE

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