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CUMBRE ASIA-PACÍFICO

Chile cancela la cena de gala en rechazo a las exigencias de los escoltas de Bush

Los agentes pretendían pasar a los invitados por un detector de metales

El presidente chileno, Ricardo Lagos, canceló el banquete oficial que iba a ofrecer anoche en homenaje a George Bush y su esposa, con participación de cerca de 300 invitados, en los patios del palacio de La Moneda. La cena se suspendió para evitar que los comensales debieran someterse a detectores de metales, como exigían los agentes de seguridad de EE UU. En su lugar, ambos mandatarios tenían prevista una cena privada, con 10 invitados por cada país.

Pese a las sonrisas ante los fotógrafos, por ejemplo cuando todos los líderes de la cumbre se retrataron frente a La Moneda ataviados con los tradicionales ponchos, tejidos a mano por artesanas a un coste de 700 dólares cada uno, el aparato de seguridad que rodea a Bush se ha visto envuelto en varios roces.

Uno de los incidentes ocurrió cuando el presidente de EE UU y su esposa llegaban a la cena que el sábado por la noche Lagos ofreció en un centro cultural a los 21 líderes, fue transmitida por televisión. Después de que entrara el matrimonio Bush, la seguridad chilena impidió el paso a la escolta de Bush, seis miembros del Servicio Secreto. Éstos forcejearon y trataron de entrar a empujones, pero los chilenos se lo impidieron. Cuando se percató, Bush regresó a la puerta y, por encima del barullo, hizo pasar a uno de sus agentes, a lo que Lagos asintió. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, ironizó sobre la intervención de Bush. "Aunque al presidente le gusta delegar", dijo, a veces hace las cosas "con sus propias manos".

El Servicio Secreto estadounidense sí consiguió, en cambio, que Bush fuese el único de los presidentes al que no se le rindió honores militares en la plaza de la Constitución, frente a La Moneda, sino en los patios interiores del palacio. Además, también por petición de la seguridad de Bush, los patios fueron cubiertos por una lona para que no fueran visibles desde los edificios cercanos.

Arriba, George Bush se separa de su esposa, Laura, y del presidente chileno, Ricardo Lagos, al percatarse de que agentes del Servicio Secreto son interceptados por la policía chilena. Abajo, Bush (en el centro, de espaldas) interviene en el tumulto hasta conseguir que se permita el paso a uno de sus escoltas.
Arriba, George Bush se separa de su esposa, Laura, y del presidente chileno, Ricardo Lagos, al percatarse de que agentes del Servicio Secreto son interceptados por la policía chilena. Abajo, Bush (en el centro, de espaldas) interviene en el tumulto hasta conseguir que se permita el paso a uno de sus escoltas.REUTERS / AP
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