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El Prado expone una selección de 27 pinturas de los fondos del antiguo Museo de la Trinidad

El primer museo nacional de pintura y escultura, conocido en el siglo XIX como el Museo de la Trinidad, tiene una historia "muy triste" de olvido y destrucción del patrimonio, según José Álvarez Lopera, jefe de conservación de pintura española del Prado, pero este museo ha preferido rendir un homenaje y estudio a los fondos que entraron en 1872, los más importantes tras las colecciones reales. "La intención es enseñar la riqueza de los fondos del Prado oculto y que sirva de expectativa para otros proyectos de exposiciones en un Prado itinerante y más nacional", declaró ayer Álvarez Lopera en la presentación de la muestra El Museo de la Trinidad en el Prado.

La sala XII del museo, en la primera planta, contiene hasta el 19 de septiembre una selección de 27 pinturas que formaron parte de los fondos del Museo de la Trinidad, formado en el periodo isabelino tras la desamortización de Mendizábal (1835-1837) y situado en el convento del mismo nombre en la calle de Atocha de Madrid. Los fondos se formaron con obras de arte de los conventos de Madrid y de las provincias de Segovia, Toledo y Ávila, junto con la colección del infante don Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza, incautada en 1835 por pasarse a la causa carlista.

La historia de este museo fue comentada ayer por el director del museo, Miguel Zugaza, y el director adjunto, Gabriele Finaldi, como un aspecto necesario de revisión del museo, mientras que Álvarez Lopera, como comisario de la exposición, ha realizado una investigación de cuatro meses, que publica en el catálogo, sobre los documentos del Museo Nacional de la Trinidad en torno a la desamortización, los directores, el papel de la Academia y el Ministerio de Fomento, la fusión con el Prado y la "volatilización" de sus fondos, con un centenar de pinturas destruidas y otras tantas desaparecidas.

La sala basilical de Velázquez, desalojada por las obras de ampliación, ha vuelto a colgar pinturas. En lugar de Las Meninas se ha instalado Muerte del venerable Odón de Novara, de Vicente Carducho, enemigo del sevillano, que aporta otros dos grandes lienzos. El montaje, con piezas de las salas del museo, y sobre todo de los almacenes, sigue un orden cronológico y, según el comisario, "representa una mirada respetuosa y muchos guiños hacia el futuro".

A partir de un anónimo hispano-flamenco del siglo XV y hasta llegar a tres obras de Goya, se presentan pinturas de Berruguete, escuela de Van Eyck, Camilo, Alonso Cano, Carducho, Claudio Coello, Frías Escalante, El Greco, Van der Hamen, Sánchez Cotán, Maino, Rizi, Zurbarán y Tiepolo. En distintas salas del museo se identifican con una cartela gris otras 47 pinturas que proceden de los mismos fondos.

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