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La ONU quiere que Israel se someta a las mismas inspecciones nucleares que Irán

El director general de la OIEA reconoce que no tiene capacidad de presión ante Sharon

Naciones Unidas quiere enviar inspectores nucleares a Israel, comprobar su capacidad atómica y someterla al mismo régimen de inspecciones efectuado en Irak e Irán. El objetivo es convertir Oriente Próximo en una "zona desnuclearizada". Éste es el sueño del director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Mohamed el Baradei, que ayer inició un viaje oficial a Israel, donde tiene previsto entrevistarse con el primer ministro, Ariel Sharon, y el titular de Exteriores, Silvan Shalom. Baradei es consciente de sus limitaciones al carecer de medios de presión ante el Gobierno israelí.

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Un arsenal secreto de más de 100 cabezas nucleares

El Baradei, de 62 años, inició ayer en Tel Aviv una de las misiones diplomáticas más importantes y delicadas de su vida profesional al frente del OIEA, un organismo dependiente de la ONU y con sede en Viena: convencer al Gobierno de Israel para que someta sus arsenales nucleares secretos a las inspecciones rutinarias previstas en el Tratado de No Proliferación, que Israel no ha firmado.

Éste sería, según sus planes, el primer paso para la convocatoria de una conferencia internacional, junto a los países árabes de Oriente Próximo, con el fin de declarar la región "zona desnuclearizada".

No es ésta la primera vez que El Baradei se enfrenta a esta misión. Desde que fue nombrado secretario general de la OIEA, en diciembre de 1997, en sustitución del anterior responsable, el sueco Hans Blix, ha viajado en tres ocasiones a Israel. La última visita tuvo lugar en 1998, cuando era primer ministro Benjamín Netanyahu, también del partido conservador Likud. Netanyahu rechazó entonces rotundamente cualquier posibilidad de inspecciones internacionales y acusó a Irak e Irán de poseer o de intentar poseer reactores nucleares. Seis años después la respuesta de Israel no ha cambiado.

El Baradei, diplomático egipcio especializado en Derecho Internacional en la Universidad de Nueva York y formado en el Ministerio de Exteriores de El Cairo y en la sede de las Naciones Unidas, es, ante todo, un hombre paciente y pragmático que trata de evitar un enfrentamiento abierto con Israel. Su objetivo no es el de forzar la situación, sino el de abrir un espacio, por mínimo que sea, de diálogo continuo.

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"Obviamente, carezco de una varita mágica; tampoco tengo recetas... Lo único que poseo es el poder de recomendar y aconsejar. No hay razón alguna para creer que no tendré un diálogo abierto y sincero [con las autoridades de Israel]. Necesitamos fortalecer la seguridad de Oriente Próximo. Cualquiera puede entenderlo. Me gustaría ver a Israel apoyando el Tratado de No Proliferación. Sería el principio de un diálogo que conduciría a una zona libre de armas nucleares. Si consigo acercar las partes para un dialogo sería un éxito", aseguró ayer El Baradei a la prensa poco después de su llegada al aeropuerto de Tel Aviv.

Visita prudente

La actitud pragmática y dialogante del secretario general de la OIEA está confirmada por el contenido de su agenda de viaje. No ha previsto solicitar una visita a los reactores de Dimona y Nahal Serek, los dos centros atómicos que posee Israel desde finales de los años cincuenta y que fueron construidos con la ayuda de Francia y Estados Unidos. Ambos son un secreto de Estado y todos los Gobiernos israelíes han mantenido en torno a ellos una política de puertas cerradas y de silencio absoluto.

El Baradei se entrevistó ayer con Gideon Frank, responsable de la Agencia de Energía Atómica de Israel, y más tarde con el ministro de Sanidad, Dan Naveh, con el que lanzó un programa de investigación nuclear para asuntos sanitarios que se llevará a cabo bajo la la tutela del OIEA.

Hoy tiene previsto pronunciar una conferencia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, entrevistarse con el primer ministro, Ariel Sharon, y con el responsable de Exteriores, Silvan Shalom. Todos estos contactos confirman la política de pequeños pasos destinados a construir un diálogo permanente que El Baradei quiere impulsar.

Israel ha optado de nuevo por el enroque. Sharon aseguró, poco antes de la llegada de El Baradei, que Israel no se someterá a inspecciones mientras no firme un tratado de paz con los países árabes vecinos, por lo que "continuará con la política de ambigüedades": sin negar ni aceptar la posesión de este tipo de armas.

Al igual que Netanyahu en 1998, Sharon denuncia los esfuerzos de Irán por desarrollar bombas nucleares. El general Aarón Zeevi, responsable de la inteligencia militar, confirmó ayer las palabras de Sharon al decir que, según su información, Irán habrá desarrollado su primer artefacto atómico a finales del 2007.

Teherán se defiende asegurando que ellos, a diferencia de Israel, son signatarios del Tratado de No Proliferación, y que su objetivo es obtener energía atómica para fines pacíficos. EE UU respalda las acusaciones de Israel y dice que Irán intenta desviar parte de esa energía para desarrollar armas de destrucción masiva.

Mohamed el Baradei (izquierda) estrecha la mano del ministro de Sanidad israelí, Dan Naveh, en Jerusalén.
Mohamed el Baradei (izquierda) estrecha la mano del ministro de Sanidad israelí, Dan Naveh, en Jerusalén.AP

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