La piel de mármol del 'David' de Miguel Ángel recupera su luminosidad
La piel de mármol del David de Miguel Ángel ha recuperado toda su tersura y luminosidad, tras más de siete meses de delicadísimos trabajos de limpieza. La pieza estelar del Museo de la Academia de Florencia fue presentada ayer, recién concluida la cura de rejuvenecimiento que aconsejaban sus 500 años. "Lo hemos lavado con agua destilada y papel japonés, materiales tan suaves que podrían utilizarse para lavar la cara de un niño", explicó Antonio Paolucci, superintendente de los Museos Florentinos. La responsable de devolver al mármol renacentista su tacto original fue la restauradora Cinzia Parnigoni.
Numerosos expertos opinaron en los últimos meses que la operación del agua y el papel japonés era intrascendente, y constituía una de las habituales operaciones publicitarias con las que los museos italianos consiguen espacio en la prensa. Parnigoni se defendió de las críticas: "Los especialistas se darán cuenta de que ciertas arrugas y manchas, ciertas discontinuidades estéticas, han desaparecido. Las acumulaciones de porquería", dijo, "se han disuelto y todo aparece más fluido, más coherente, más armonioso"
Paolucci aseguró, por su parte, que el público notará la mejora: "El mármol ha recuperado su luminosidad en la parte anterior del torso, a lo largo del flanco derecho y en muchas otras zonas donde la degradación no era tan apreciable". Algunas manchas se resistieron a la cura y no se quiso emplear sustancias limpiadoras más fuertes para no dañar el mármol. Sí se logró retirar todos los parches de yeso colocados en el siglo XIX, muy corrosivos.
La celebérrima escultura de Miguel Ángel Buonarroti ya está lavada, pero ¿y si Florencia sufriera un terremoto? Ese riesgo, digamos que improbable pero no imposible, será objeto de una convención de ingenieros convocada por la Galería de la Academia para el 9 de junio. "El problema más grave que pesa sobre esta estatua de gran tamaño es una hipotética sacudida sísmica", declaró Franca Falletti, directora del museo. "Los tobillos, el punto más delicado de la estructura, serán sometidos pronto a una resonancia magnética para asegurarnos de que no hay grietas internas; por ahora, parecen estar dentro de los límites de seguridad", agregó, "pero ante una obra de tanta importancia hay que tener en cuenta incluso hipótesis extremas".
