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Reportaje:

Duelo democrático en India

Los nacionalistas hindúes y el Partido del Congreso cierran hoy en las urnas la última fase de una confrontación electoral de casi un mes y repartida por zonas para 675 millones de votantes

Con las votaciones de hoy se cierra el proceso electoral abierto por India el pasado 20 de abril, que se dividió en cuatro fases para garantizar la seguridad de los 675 millones de personas con derecho a voto en la mayor democracia del mundo. Hasta ahora, la participación ha sido en torno al 50% y, aunque se contabilizan cerca de medio centenar de muertos en distintos incidentes, podría decirse que, en comparación con elecciones anteriores, todo discurre dentro de un orden. Las dos grandes formaciones políticas, el gobernante BJP (Bharatiya Janata Party, Partido del Pueblo) y el Partido del Congreso, tienen las espadas en alto. Los votos de hoy pueden inclinar definitivamente la balanza a favor de uno u otro, aunque los sondeos a pie de urna y los análisis de los expertos señalan que los nacionalistas hindúes del BJP tienen más posibilidades de volver a formar Gobierno.

El lema 'India brilla' se volvió como un bumerán contra la coalición gobernante
"¿Entre 1.050 millones no hay nadie capaz de liderar el Congreso en vez de una extranjera?"
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El BJP contaba con la popularidad del primer ministro, Atal Behari Vajpayee, para ganar estas elecciones, que convocó con seis meses de adelanto, convencido de que la victoria estaba cantada. Vajpayee es considerado un moderado frente a las bases fundamentalistas hindúes que forman el BJP, pero la consigna que eligió para los comicios -India brilla- se volvió como un bumerán contra la coalición gobernante, porque el brillo de India, cuya economía ha crecido este año un 8%, sólo ha favorecido a unos pocos, a los ricos y a la clase media emergente, es decir, a unos 200 millones de personas. Pero los profesionales liberales son quienes menos acuden a votar. Los cientos de millones de indios que luchan por sobrevivir se sintieron humillados por la consigna que fue sustituida en mitad del proceso electoral por el de India estable.

El daño, sin embargo, ya estaba hecho. El encantador de serpientes, que hasta ahora había sido Vajpayee, de 79 años, parece haber perdido su magia: los desfavorecidos no se han creído que vaya a irles mejor, ni los sectores liberales de la sociedad india que el BJP sea un partido abierto que acepte que India es un país secular. De hecho, para sus organizaciones de base, y en especial para la sectaria RSS (Unión de Voluntarios de la Nación), en la que Vajpayee militó en su juventud, hinduismo equivale a indismo, difícil ecuación si tenemos en cuenta que India, después de Indonesia, es el país del mundo con mayor número de musulmanes: 160 millones. Sijismo, budismo, jainismo y cristianismo son algunas otras de las religiones que conforman el caleidoscopio indio, en el que los hindúes son algo menos del 80% de la población.

Los analistas apuntan a que el BJP perderá al menos 10 escaños de los 182 que tenía en la Lok Sabha (la Cámara baja del Parlamento). La Lok Sabha cuenta con 542 escaños y el BJP gobernaba junto con la llamada NDA (Alianza Nacional Democrática), a la que los sondeos a pie de urna de las tres fases anteriores también vaticinan una ligera pérdida de votos. Frente a tanto nubarrón, la Bolsa india ha perdido más del 6% desde que comenzó el proceso electoral. Las altas instituciones financieras y empresariales no quisieron esperar a las votaciones de hoy para empezar a jugar sus cartas y el viernes se reunieron, según fuentes de la oposición, con la cúpula de la NDA para instarla a negociar lo antes posible con independientes y otros partidos menores.

"¿Entre 1.050 millones de habitantes no hay uno lo suficientemente inteligente y capaz como para liderar el Partido del Congreso en lugar de una extranjera?". Esta pregunta se repite a diario en los mítines del BJP y de sus aliados, que han centrado la campaña electoral en criticar al principal partido de la oposición por pretender que India sea gobernada por una italiana. Evidentemente, Sonia Gandhi, de origen italiano y viuda del ex primer ministro Rajiv Gandhi, tiene la nacionalidad india, pero el mensaje ha calado hondo, sobre todo entre la población urbana y los antiguos votantes del partido.

La decisión de última hora del Partido del Congreso de lanzar al ruedo a Rahul Gandhi ha mejorado las expectativas de voto y, teniendo en cuenta que hoy puede ser un día de "buena cosecha", Anil Matrani, encargado de relaciones internacionales del partido, vaticina que obtendrá "entre 10 y 15 escaños más de los que tenía". Esto sitúa en unos 125 escaños al partido fundado por Jawaharlal Nehru, que defiende a capa y espada una India laica en la que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos sin tener en cuenta la casta. Pero, tras haber gobernado India casi ininterrumpidamente desde su independencia (en 1947) hasta la llegada al poder del BJP (en 1996), India sigue siendo un país con 1.929 castas y 405 subcastas, además de 255 tribus, y la mayoría de sus ciudadanos vota de acuerdo a su casta.

Pese a que su tecnología informática ha invadido el mundo, India sigue siendo una amalgama de 387 lenguas, 18 de ellas oficiales, que lucha por abrirse paso como potencia del siglo XXI. Pero con enormes desigualdades de su abultada población. Unos 350 millones de indios, según el Banco Mundial, viven por debajo del umbral de pobreza (menos de un dólar por día y cabeza).

Agentes electorales escoltados trasladan una urna electrónica por la selva de Sepibosti (noreste de India).
Agentes electorales escoltados trasladan una urna electrónica por la selva de Sepibosti (noreste de India).REUTERS

Candidatos asesinos

En India, todo el mundo tiene asumido que la ley de la selva es la única que impera en el Estado de Bihar, el más pobre de la unión, situado al este del país, con 83 millones de habitantes y donde la rampante corrupción impregna cualquier acto de la vida diaria. Seis de los candidatos por ese Estado a las elecciones generales que finalizan hoy están en la cárcel. Sobre cada uno de ellos pesan una media de 12 cargos, que van desde el soborno al secuestro y el asesinato. El Tribunal Superior de Patna, la capital de Bihar, trató de impedir, en un "acto insólito de extrema valentía", según muchos de los periódicos nacionales, que esos mafiosos salieran elegidos y pidió a la Comisión Electoral, el pasado 30 de abril, que lo mismo que se restringe temporalmente el derecho al voto por actos delictivos, se prohíba que se presente a los comicios quien esté en la cárcel.

La Comisión Electoral, una de las instituciones más prestigiosas de India, respondió que, una vez iniciado el proceso electoral, no se pueden tomar medidas que alteren sus resultados. Por tanto, si los atemorizados votantes de Bihar siguen las órdenes de los cabecillas mafiosos, como viene siendo habitual, es posible que tres supuestos asesinos ocupen sus escaños.

Tampoco existen restricciones de edad para presentarse a las elecciones generales indias y, aparte del primer ministro, Vajpayee, de 79 años, se presentan otros muchos ancianos. La palma se la lleva Raghunandan Lal Bhatia, de 84 años, que pretende renovar por séptima vez su escaño.

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