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Entrevista:ARMANDO SPATARO | Juez italiano | UN PROYECTO EUROPEO

"El objetivo indiscriminado es Occidente"

Tenía poco más de 30 años cuando coordinó la captura del jefe de las Brigadas Rojas, Mario Moretti. Durante gran parte de su carrera profesional se ha ocupado de terrorismo y mafia, y ahora, a los 55 años, Armando Spataro es fiscal adjunto y coordina el grupo antiterrorista de la Fiscalía de Milán, hasta ahora la más activa de Italia en el frente de las investigaciones sobre las células cercanas a la organización Al Qaeda.

Pregunta. Doctor Spataro, los analistas de los servicios de espionaje hacen hincapié en un equívoco: Osama Bin Laden y Al Qaeda no se parecen, por poner un ejemplo, a Renato Curcio y a las Brigadas Rojas sino, si acaso, a la Logia P2. Bin Laden quiere conquistar el poder en algunos Estados árabes y para ello ha declarado una guerra desigual a Occidente.

"A las organizaciones terroristas europeas sólo les faltaba el carné de socio y un estatuto"
"Una característica del terrorismo islámico es la disgregación"
"Es preferible que a las declaraciones sigan acciones concluyentes: hay que modernizar"
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Respuesta. Sí, la suya es una organización dirigida, según se dice, por cientos de hombres de negocios, un holding que se encarga de la imagen y la información. Y hay muchas diferencias con el terrorismo italiano de las décadas de los setenta y ochenta. Ante todo, las Brigadas Rojas eran una organización con raíces internas en la historia de Occidente, eran la expresión subversiva del marxismo, mientras que el terrorismo de origen islámico tiene sus raíces en una cultura y una historia que en gran medida aún nos son ajenas, a pesar de que hace siglos que nos cruzamos.

P. ¿Se parecen desde el punto de vista de su organización?

R. Son estructuras completamente diferentes. Nuestras organizaciones terroristas eran formales, con órganos dirigentes y reparto de tareas: unos se ocupaban de la logística y otros del grupo de fuego. Sólo les faltaban el estatuto y el carné de socio. Al investigar, se descubría enseguida que estábamos frente a las Brigadas Rojas, Prima Línea o los PAC. El terrorismo islámico no es así. No está estructurado como un conjunto de organizaciones formales; al contrario, una de las características, después del bombardeo en los campos de Tora Bora en Afganistán, es su disgregación. Se han perdido también las referencias territoriales, y la misma marca Al Qaeda es la de una empresa para la promoción de la guerra santa. Primero estaba el GIA argelino o los tunecinos del GSPC [Grupo Salafista para la Predicación y el Combate]; ahora los grupos son mixtos, no están alineados con la llamada de Bin Laden a la movilización islámica contra los judíos y los cruzados.

P. También hay una diferencia considerable en los objetivos: el terrorismo occidental casi nunca provoca masacres, empuñaba pistolas y metralletas, no explosivos.

R. Completamente de acuerdo. Los objetivos de los terroristas europeos han sido casi siempre individuales, elegidos entre quienes eran considerados enemigos del proletariado. Las Brigadas Rojas nunca usaron bombas. Pero las masacres del terrorismo islámico indican que el objetivo indiscriminado es Occidente.

P. ¿Y también traer la guerra a nuestra casa después de los bombardeos de su país?

R. También eso, desde luego.

P. ¿Pero hay algo en que los dos terrorismos se parezcan?

R. En la mimetización. Se han encontrado manuales de comportamiento para los adeptos en Manchester y en Milán, en los que se sugiere beber, no acudir a la mezquita, mezclarse con la gente y, en caso de detención, denunciar malos tratos: parece como si estuviéramos leyendo las instrucciones de Socorro Rojo.

P. ¿Cómo se combate este nuevo fanatismo terrorista?

R. En los tiempos del terrorismo rojo inventamos un arma ganadora, la estrecha coordinación entre magistrados y oficinas de instrucción y fuerzas del orden, hasta el punto de que nos reuníamos incluso pagando nosotros los gastos, e intercambiábamos informaciones y elaborábamos caminos de jurisprudencia; también la transmisión de las declaraciones de los arrepentidos era instantánea. Hay que partir de nuevo de esa cohesión y esos métodos, porque ahora existe el riesgo de que sea la policía judicial la que indique las líneas de acción o desempeñe un papel de coordinación.

P. Explíquese mejor.

R. Se ven informes de policía que se presentan a varios investigadores con el fin de que alguno satisfaga las expectativas de quien lo ha redactado. Además, se citan fuentes que no se pueden utilizar e informaciones no probadas para sustentar, por ejemplo, la muerte de algunos sospechosos en acciones suicidas, pero sin posibilidad de control, se acaba por contaminar la materia del proceso. Además, he observado una tendencia a conferir a la autoridad judicial tareas de prevención que no son propias de los magistrados. Nosotros sólo investigamos los delitos cometidos.

P. ¿Quizás los elementos que no se pueden controlar podrían utilizarse en términos de prevención para organizar expulsiones del territorio nacional?

R. Quizá, pero no se trata de una competencia de la magistratura, aunque a veces se necesita el visto bueno de la autoridad judicial. De todas formas, en mi opinión, e igual que yo opinan los magistrados italianos comprometidos en la investigación, no se necesita siquiera un nuevo delito de asociación: basta el artículo 270 bis, modificado en 2001. Lo que se necesita es otra cosa: registramos un déficit de inversión en estructuras y hombres, faltan coches, ordenadores, dinero para intérpretes cualificados. Sería preferible que a las declaraciones siguieran acciones concluyentes, hay que gastar y modernizar.

P. ¿Y, además de dinero, qué le pide al Gobierno?

R. Dejando claro que el Gobierno y la magistratura tienen competencias diferentes, en la época del terrorismo de las Brigadas Rojas había una mayor colaboración. Recuerdo que el entonces ministro Rognoni esperaba el visto bueno de los magistrados antes de dar noticias sobre las operaciones importantes, mientras que ahora asistimos a ruedas de prensa cuando las operaciones aún están en curso. Y, además, hay una injustificable resistencia a la cooperación europea. Mucho más que en el pasado, hoy hay que dar espacio a cualquier instrumento de colaboración, la fiscalía europea, Eurojust, la orden de detención europea, un espacio jurídico común.

P. ¿Pero en este momento tan particular hay coordinación e intercambio de noticias entre los investigadores de los países europeos?

R. La coordinación existe y es eficaz, a menudo a través de contactos directos entre las magistraturas y las fuerzas de policía de los distintos países. En este periodo existe una buena relación con las autoridades judiciales de Marruecos y Túnez y la situación mejorará. Eurojust favorece estos intercambios de información, pero también bilateralmente había y funcionan relaciones frecuentes y fluidas con varios Estados, como por ejemplo España y Alemania, o incluso Noruega, aun antes de los atentados del 11 de marzo. Con Francia mantenemos unas relaciones igualmente buenas. Y aún existe margen para que crezca la colaboración recíproca.

Traducción de Newsclip.

Spataro, del grupo antiterrorista de la Fiscalía de Milán.
Spataro, del grupo antiterrorista de la Fiscalía de Milán.LA REPUBBLICA

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