_
_
_
_

Muere Helmut Newton, el gran mirón del erotismo fotográfico

El artista, de 83 años, se estrelló con su coche en Los Ángeles

El fotógrafo australiano, de origen alemán, Helmut Newton falleció ayer en Los Ángeles en accidente de coche, a los 83 años de edad. El controvertido artista, maestro de un erotismo decadente, con tintes sadomasoquistas, que puso en pie de guerra al feminismo durante gran parte de su trayectoria, murió al perder el control de su Cadillac y estrellarse contra un muro, poco después de abandonar el hotel Chateau Marmont.

Nacido en el fragoroso y decadente Berlín de los años veinte, Newton pertenecía a una acomodada familia judía. Integrado desde muy joven en el ambiente artístico que precedió a la llegada del nazismo, Newton se movió con soltura en el mundo del lujo y también en los sórdidos barrios de prostitutas de Berlín. En su memoría quedó grabada la imponente figura de Rote Erna, famosa dómina de aquellos días, armada con un látigo y calzada con estrechas y altas botas de cuero. Desde entonces el mundo sadomasoquista, trufado de lujo, presidió su obra, que pronto levantó polémica. Desde las filas feministas se le calificó de "pornógrafo, sexista y fascista".

Frente a aquellos que le tachaban de misógino, Newton decía: "Amo a las mujeres. Son totalmente superiores a los hombres. Siempre me ha fascinado la mujer como baluarte". Sus poderosas mujeres, hieráticas, frías, pregonaban el voyeurismo del fotógrafo. "Odio a las mujeres sentimentales, las fotos sentimentales. Yo congelo la relación entre hombre y mujer. Casi siempre se trata de deseos, jamás de sentimientos. El hombre casi siempre es un accesorio que la mayoría de las veces asume una posición servil. La mujer siempre es dominante en mis fotos".

Dispuso de su primera cámara con 12 años. Cuatro años más tarde, en pleno apogeo del nazismo, y con el apoyo expreso de su madre, comienza a trabajar como aprendiz de la fotógrafa de moda Yva. Ante la persecución de los judíos, Newton tuvo muy pronto problemas para desarrolar su trabajo. En 1938 escapó a Singapur mientra su familia se trasladaba a Suramérica. Nunca volvió a ver a sus padres.

Sus primeros trabajos se desarrollaron en el Singapore Straits Times. Deportado a Australia, pasó dos años en un campo de trabajo a causa de sus orígenes alemanes. Tras enrolarse en el Ejército australiano, comenzó en Melbourne su brillante trayectoria, que le convirtió en uno de los grandes referentes de la fotografía de moda y en su peculiar observación de la mujer como icono sexual.

En Melbourne trabajó para la edición australiana de Vogue. Allí conoció a Jane Browne, su esposa durante toda la vida. La influencia de Jane se aprecia en su vasta obra fotográfica. Modelo recurrente en fotografías de alto voltaje erótico, Jane Newton ha aparecido como musa de su marido a lo largo de cinco décadas.

El éxito le llegó en París, después de un fallido paso por Londes. Es en la capital francesa donde su obra alcanza toda su expresividad. Requerido incesantemente por las principales revistas de moda, el estilo Newton se convierte en un signo diferencial en los años 60, 70 y 80. Su nombre pasa de las revistas a los libros, y de los libros a los museos, con el rechazo visceral de las cabecillas del feminismo de aquellos días. Su obra se presenta en libros como White women, Big Nudes, Portraits y el gigantesco Sumo, libro con un peso cercano a los 30 kilos.

Helmut Newton, ante su obra <i>Ellas llegan desnudas</i>.
Helmut Newton, ante su obra Ellas llegan desnudas.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_