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Entrevista:SIMÓN PERES | Ex primer ministro de Israel y Nobel de la Paz

"Si los palestinos no cambian, entrarán para siempre en el bando del terrorismo"

Berna González Harbour

El ex primer ministro israelí Simón Peres, el hombre que consiguió el premio Nobel de la Paz tras la firma de los acuerdos que abrieron la mayor esperanza a la paz en Oriente Próximo, acaba de cumplir 80 años. Y aún tiene esperanzas de ver la paz. Culpa a Estados Unidos y a Europa del parón de la Hoja de Ruta y asegura que el tiempo de un acuerdo se acaba. Para todos. Acompañado del embajador israelí en España, Víctor Harel, Peres recibió esta semana a EL PAÍS en Madrid.

Pregunta. Usted no está de acuerdo con los Acuerdos de Ginebra. ¿Por qué?

Respuesta. No estoy en contra. Ha sido una iniciativa positiva. Ha demostrado que hay una parte en el lado árabe con la que podemos hablar y ponernos de acuerdo, y también que teóricamente se puede llegar a un acuerdo. Pero personalmente prefiero la Hoja de Ruta, porque es tal vez menor en detalles y mayor en apoyo. Para hacer la paz necesitas la mayoría. Con la Hoja de Ruta creo que podemos lograrla.

"El antisemitismo es una enfermedad, y los que la sufren deben curarse, no nosotros"
"Hoy el mundo ya no se define entre Este y Oeste. Eres terrorista o no terrorista"
"Arafat era un líder impresionante. Pero al pasar de la lucha al Estado fracasó"
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P. Los Acuerdos de Ginebra han obtenido finalmente más apoyo de lo que nadie pensó: Blair, Putin, Chirac, incluso EE UU.

R. Sí, pero ni los norteamericanos ni los rusos pueden tomar decisiones en lugar de las dos partes. Pueden apoyar, sugerir, pero no reemplazar.

P. ¿Y cree que la Hoja de Ruta tiene el apoyo real de la sociedad israelí y de la sociedad palestina?

R. Tiene el apoyo de la derecha y la izquierda en Israel, así que claramente es un mayor apoyo.

P. La realidad es que no funciona. ¿De quién es la culpa?

R. El Cuarteto se puso de acuerdo en el proyecto y después, cuando llegó la hora de llevarlo adelante, desapareció. La división entre Europa y América es muy negativa, porque para la paz necesitamos una posición armonizada entre ellos. Y para revivir la Hoja de Ruta el Cuarteto se debe reunir y decidir sobre acciones concretas.

P. ¿No cree que el Gobierno israelí no ha dado los pasos necesarios para facilitar la paz?

R. Creo que ninguna de las partes apoyó al primer ministro Abu Mazen en serio. Hay buenas y malas noticias en toda la situación: la buena es que los palestinos han entendido que no pueden seguir ilimitadamente así. Si lo hacen, entrarán definitivamente en el mundo del terrorismo. Hoy el mundo ya no se define entre Este y Oeste, Norte o Sur. Eres terrorista o no terrorista. Si los palestinos no lo hacen, serán parte del bando terrorista. Muchos lo han entendido, son inteligentes. En el lado israelí, el abandono por parte del Likud de la idea del Gran Israel es un hecho importante, al menos teóricamente. Y creo que la mala situación económica y el coste de la Intifada es ya demasiado alto para los dos lados. Otro hecho importante es que las partes ya no tienen tanto tiempo. Los palestinos porque, como he dicho, si continúan con el terror perderán su oportunidad. Y los israelíes porque si no admiten la declaración de un Estado palestino perderemos la mayoría demográfica. De cada 100 niños, 60 son palestinos y 40 judíos. También la situación económica, la crítica internacional y la situación en Oriente Próximo, con un Irán que puede tener la bomba atómica en tres años... Todo nos lleva a que no tenemos mucho tiempo. Así que ésas son las buenas noticias. Las malas son que nadie ha mostrado una voluntad real de trasladar la necesidad que entienden en la acción necesaria.

P. Eso nos lleva a las personas, a los líderes. Muchos dicen que con Sharon y Arafat ya no es posible la paz.

R. Lo queramos o no, Sharon fue elegido democráticamente.

P. ¿Pero cree que con él es posible la paz?

R. No quiero hablar por él, ni defenderle ni acusarle, sería injusto. Tal vez en el fondo de su corazón quiera la paz. Pero con el Gobierno actual dudo mucho de que pueda.

P. ¿Y Arafat?

R. Arafat ha cometido muchos errores. Era un líder impresionante de la lucha clandestina palestina. Pero en cuanto tuvo que pasar de la clandestinidad al Estado fracasó. Creyó que el Estado era una continuación de la organización terrorista. Y así perdió la confianza de EE UU y de Israel. Pero no sugiero que sea expulsado ni nada. Mi única propuesta es que ya que Arafat es hoy el problema, que el pueblo palestino se ocupe. El actual primer ministro, Abu Ala, es muy inteligente, excelente negociador, un patriota palestino. Podemos hablar con él. Y dejemos a Abu Ala ocuparse de Arafat, lo hará mejor que nadie, mejor que nosotros y que los europeos.

P. Usted defiende el muro.

R. Mientras la valla resuelva el problema de seguridad de los israelíes está bien. En el momento en que se convierta en una ambición política es un error.

P. ¿La defiende en su diseño actual?

R. No, la valla fue planificada por el partido laborista, pero sugerimos una valla a lo largo de la línea verde. Si la sigue, bien. Si entra en tierras árabes, es un error. Y estamos en contra.

P. ¿Hay antisemitismo en Europa o es una posición contra la posición de Sharon?

R. Hay antisemitismo, que es una enfermedad de los pueblos no judíos. Es como una epidemia y los que lo sufren deben curarlo, no nosotros.

P. ¿Pero cree, como Sharon, que los Gobiernos europeos están promoviendo el antisemitismo?

R. No, no lo creo.

P. ¿Qué ha cambiado para Israel la guerra de Irak?

R. Lo mismo que ha cambiado para el resto del mundo. Hemos dejado el siglo XX, con sus guerras y organizaciones, para entrar en el XXI con nuevas esperanzas. Las guerras del XX eran guerras por territorio y por ideología, pero a finales del XX la ciencia y tecnología han reemplazado a los Estados reales. Ya no tienes que conquistar una tierra, sino conquistar una ciencia. La segunda razón es ideológica: las grandes ideologías del XX, el fascismo, estalinismo, bolchevismo, prometieron el paraíso y crearon el infierno. Ahora ya no veo a nadie interesado en volver al comunismo seriamente. Así que las razones de la guerra han desaparecido. Pero nos hemos encontrado con nuevos problemas. Antes las guerras eran entre enemigos. Ahora los enemigos son de carácter nacional, y los peligros son internacionales. Todas las instituciones y estrategias que teníamos eran para ganar las guerras del siglo XX. No tenemos instituciones, ni armas, ni estrategias para los nuevos peligros. Mira la OTAN: es una organización sin enemigo. El mundo se tiene que reorganizar: institucionalmente, estratégicamente y en armas. ¿Qué pasaría si Europa hubiera reconocido el peligro de Hitler en los treinta? Ahora los americanos lo han comprendido a tiempo y no quieren permitir que los terroristas consigan armas de destrucción masiva. Esto no sólo nos afecta a los judíos, sino a cualquier amante de la libertad. No será una guerra fácil, tomará su tiempo, habrá víctimas y lágrimas, como en España, que ha sufrido estas muertes, pero... Gandhi dijo: cuando un gato está cazando un ratón, no tiene sentido que el ratón declare un alto el fuego. Tienes que convencer al gato de que no eres un ratón.

P. ¿Qué escenario contempla en diez años, en veinte años?

R. No creo mucho en la teoría de la guerra de civilizaciones. Cada civilización tiene su propia guerra. Los musulmanes no se están enfrentando a otras civilizaciones, sino a una era nueva, y no pueden abandonar la vieja: discriminar, por ejemplo, a la mujer. Están gobernados por líderes no elegidos, rodeados de sospechas y miedo, cobardes, asesinos, corruptos. Ésos no tienen futuro. Tomará tiempo, pero Oriente Próximo será como Europa, un espacio de cooperación económica, culturalmente dividida y económicamente unida. No hay otra opción.

Simón Peres, durante su estancia en Madrid, esta semana.
Simón Peres, durante su estancia en Madrid, esta semana.ULY MARTIN

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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