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Los vecinos de la 'narcosala' de Bilbao critican que la atención a los toxicómanos se "concentre" en su calle

Los vecinos de la calle Bailén de Bilbao, donde la ONG Médicos del Mundo abrirá el 3 de noviembre la primera sala de venopunción (narcosala) del País Vasco, critican la concentración de locales de atención a toxicómanos en su calle, donde también se encuentra la Comisión Antisida, lo que "conlleva la degradación de la zona".

Cada martes se reúnen en un local del Casco Viejo y buzonean a los vecinos sus quejas y peticiones, pero dejan la puerta abierta a realizar una concentración en protesta por la narcosala. "Entendemos que los toxicómanos necesitan atención, pero éste no nos parece el proyecto adecuado, ni para nosotros ni para ellos", comenta una portavoz de la recién creada Asociación de Afectados por las Narcosalas, que no desea personalizar con su nombre la opinión del grupo.

La asociación pide a las instituciones que no se deje en manos de una ONG la atención a los drogadictos, enfermos crónicos, como matizan, y que sea Osakidetza quien asuma su tratamiento. También solicitan que los planes para tratar a drogodependientes "contemplen la necesidad de evitar los conflictos sociales", cuyo muy probable riesgo, aseguran, ya recoge el estudio publicado el pasado año por la Dirección de Drogodependencias.

"El que en la misma calle Bailén esté la Comisión Antisida y en la zona próxima el centro para toxicómanos Hontza concentra en nuestro entorno a este colectivo e implica su permanencia. Nosotros somos vecinos como cualquiera. Pedimos que el problema no se localice en una calle, sino que se descentralice, que se disperse para que haya menor impacto social", indica la portavoz.

Los vecinos afirman sentirse "desamparados" e "ignorados" por las autoridades, ya que se enteraron de la apertura del centro "por la prensa". Aseguran que "nadie" ha hablado con ellos. Por ahora, esperan que les reciba el consejero de Asuntos Sociales, Javier Madrazo, y después decidirán cómo actuar. No descartan manifestarse, aunque no quieren "seguir la senda de Hontza", en relación a las continuas protestas vecinales y a los problemas que generaron.

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