Debate sobre la identidad de la izquierda
Los especialistas reivindican en El Escorial el republicanismo cívico frente al marxismo y el neoliberalismo
A mediados de los años 80, siendo Felipe González presidente del Gobierno socialista, protagonizó un congreso del PSOE cuyo debate se centró en la macroeconomía. El partido surgido en Suresnes, que pilotó la transición y gobernó desde 1982, eludió la tradición socialista española -Pablo Iglesias, Indalecio Prieto, Largo Caballero- y se trazó como referente la modernidad de España. De ese modo,González inventó la "tercera vía reformista". Así describió ayer, en El Escorial, el problema de la identidad socialista española el historiador Santos Juliá.
En el mismo periodo de tiempo, los planteamientos clásicos de la izquierda mundial entran en crisis. La renovación del marxismo, de Althusser y Poulantzas, es superada casi al mismo tiempo que la caída del Muro de Berlín. La derecha se abraza al neoliberalismo, con la exaltación del mercado sin contrapesos políticos.
Tienen que llegar los años 90 para que la izquierda encuentre un nuevo sustento teórico y un contrapeso al neoliberalismo: es el republicanismo cívico sobre el que ayer debatieron los catedráticos Félix Ovejero, Rafael del Águila y Salvador Giner. Este último, discípulo de Hanna Arendt, la principal formuladora del republicanismo.
El republicanismo cívico introduce en la agenda de la izquierda la preocupación por el funcionamiento de la democracia a la que el marxismo no le prestó ningún interés porque lo concebían como un instrumento en su objetivo de alcanzar la dictadura del proletariado, recordó ayer Alexandro Ferrara, de la Universidad de Roma.
Además se da la particularidad de que el auge académico del republicanismo coincide en España con el relevo en la dirección del PSOE y la entrada de un equipo joven encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, quien desde un comienzo expresó su preocupación por dotar al socialismo español de una identidad. Superado el marxismo, y crítico con la "tercera vía", Zapatero ha bebido de las fuentes del republicanismo de Arendt y de Giner, máxima autoridad en España. Ayer Giner expuso en El Escorial las bases del republicanismo con la defensa de la soberanía del individuo frente a las soberanías populares; la fijación de leyes acordadas por consenso para proteger los derechos individuales y sociales de los ciudadanos frente a la dominación económica, la participación ciudadana en la política y su control, y la promulgación de los valores cívicos (pago de impuestos, etc...).
El sociólogo catalán contempla algunas sombras en el republicanismo cívico. Así, resaltó cómo la dominación económica genera servidumbre; cómo existe una ausencia de controles económicos sobre el poder de las multinacionales, así como una cultura mediática que es mera publicidad. "¿Todo esto es compatible con la república cívica?", se preguntó Giner.
John Gray, profesor de Pensamiento Europeo en la London School of Economics, destacó otra anomalía del republicanismo al destacar una cuestión de actualidad en España: la politización de la justicia, presente en el conflicto que mantienen el Parlamento vasco y el Tribunal Supremo. Gray atribuyó esta anomalía a que "los políticos no quieren asumir el trabajo sucio".
Pero Salvador Giner resaltó la cara optimista del republicanismo cívico con el actual auge de la movilización ciudadana. Recordó las recientes movilizaciones mundiales contra la guerra de Irak, así como los movimientos específicos en España tras el desastre ecológico del Prestige. "Hay un avance en la ciudadanía que se manifiesta en los movimientos sociales clásicos, como el feminismo y el ecologismo, al que ahora se suman los antiglobalización y otros. Es la activación del republicanismo cívico".
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