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La protesta se extiende a varias provincias

Las protestas juveniles que florecieron durante la última semana en torno a la Universidad de Teherán se han extendido a diversas capitales de provincia, según informó la agencia oficial iraní Irna. "Los estudiantes lanzaron piedras contra las fuerzas del orden y consignas políticas virulentas fueron proferidas contra los dirigentes", indicó Irna al informar sobre que 10 policías resultaron heridos de diversa consideración en Hamedan (noroeste del país).

La rabia de la juventud teheraní contra el inmovilismo del régimen de los ayatolás y contra la lentidud del Gobierno del reformista Mohamed Jatamí para poner en marcha sus compromisos de apertura y reforma parecen haber ganado simpatías entre los universitarios de otras importantes ciudades iraníes, como Machhad (noreste), Ispahan (centro), Karaj (oeste de Teherán), Kerman (sureste), Kermanchar (oeste) y Tabriz (noroeste). En todas ellas, centenares de estudiantes protestaron el lunes contra la violencia utilizada por los radicales islamistas contra los manifestantes de Teherán y en apoyo de estos últimos, cuyas reivindicaciones asumen.

En Teherán, sin embargo, la noche del lunes al martes transcurrió con más tranquilidad que las siete anteriores. El campo universitario estaba masivamente tomado por las fuerzas policiales, que impidieron a los violentos golpear con sus cadenas y palos a los jóvenes manifestantes.

Como viene siendo habitual desde que comenzaron las protestas, el centro de la capital iraní estuvo colpasado durante horas por los cientos de automovilistas que acudieron con sus coches, y especialmente con los cláxones de éstos, a hacer ruido a la Universidad para expresar su respaldo a los estudiantes.

Varios altos funcionarios, entre ellos el ministro del Interior, el jefe del espionaje interno y el encargado de la educación superior, así como el jefe de la policía iraní, han sido convocados al Parlamento hoy por la mañana para informar a puerta cerrada de lo que está sucediendo en Teherán y otras ciudades del país. Hasta ahora, las autoridades se empeñan en que las manifestaciones son obra de un pequeño grupo de agitadores, pero conforme perduran y se extienden crece el temor a que sean la punta del iceberg del profundo descontento de la juventud y de la brecha que se abre cada día más amenazante entre radicales islámicos y reformistas moderados.

"El disciplinado comportamiento de la policía ha permitido la vuelta a la calma", apuntó el diario reformista Nasim e Saba, al insistir en que la policía debe obediencia tanto al líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, como al presidente Jatamí.

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Los reformistas rechazan que las manifestaciones hayan sido impulsadas desde fuera del país, como afirma el Gobierno, pero señalan que es muy difícil mantener viva la protesta cuando la mayoría de los líderes estudiantiles se ha exilado o está detenida. "Cada noche vengo aquí con mi familia para participar en las protestas, pero, desgraciadamente, como no hay un líder, están condenadas a morir", declaró Hashem, un funcionario, a la agencia Reuters.

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