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La crisis obliga al Clínico a derivar pacientes a otros hospitales de Barcelona

El patronato del que depende el centro sanitario proyecta cambios en la cúpula de la gerencia

Miquel Noguer

El hospital Clínico de Barcelona ha comenzado a derivar pacientes hacia otros centros a causa de la crisis económica que atraviesa. El año pasado registró pérdidas de 29 millones de euros, que se suman a un déficit histórico de más de 120 millones. La gerencia ha decidido dejar de atender a los pacientes que no pertenecen al área asignada al hospital y que no precisan de los tratamientos de alta especialización. El patronato del Clínico prepara una profunda reestructuración de la gerencia. El actual gerente, Joan Grau, podría ser sustituido en breve. Entre los nombres de los posibles sustitutos figura el de Joan Rodès, presidente de la comisión asesora del Ministerio de Sanidad y director de investigación de la Fundación Clínico.

El pasado mes de abril el gerente del Clínico, Joan Grau, ya anunció a los trabajadores que se disponía a "reducir" la actividad asistencial del hospital, una de las instituciones punteras de la medicina española, con más de 4.500 empleados y un millar de camas en servicio. Grau dijo sentirse obligado a ello a causa de los números rojos que arrastra el hospital, que se agudizan cada año. Según Grau, el Ministerio de Sanidad no piensa seguir pagando el déficit del hospital si la Generalitat no se compromete a subir las tarifas de los servicios que encarga al centro a través del Servicio Catalán de la Salud.

Fuentes sindicales explicaron ayer que desde mediados de mayo los médicos están derivando a otros hospitales a todos los pacientes que viven fuera del área de influencia del Clínico y pueden ser tratados en otros centros. Esta política, sin embargo, no afectará a los usuarios de los programas especiales que el Clínico desarrolla en exclusiva.

60% de consultas externas

Aunque ni los sindicatos ni la dirección concretaron ayer a cuántas personas podría afectar la medida, el gerente explicó durante su última reunión con los sindicatos que el 60% de los usuarios de las consultas externas no proceden del área de influencia del hospital.La dirección ha comunicado también a los sindicatos que una parte importante de los servicios del centro cerrará este verano por espacio de tres meses, algo que en ejercicios anteriores sólo se hacía durante 30 días.

Los problemas del Clínico provienen del peculiar sistema de financiación del centro. Aunque su principal cliente es el Servicio Catalán de la Salud, la Generalitat nunca ha querido formar parte del patronato gestor del centro, integrado por el Ministerio de Sanidad, la Diputación y la Universidad de Barcelona. El Servicio Catalán de la Salud sólo paga por los servicios que contrata con el hospital y en ningún caso asume el posible déficit, del que deben encargarse las administraciones responsables, en cumplimiento de un decreto de 1956. El déficit acumulado supera los 120 millones de euros. Al mismo tiempo el Ministerio de Sanidad ha intentado, sin éxito, que la Generalitat se implique en su gestión y financiación o que al menos pague mejor la asistencia que contrata.

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El hospital recibe una gran cantidad de pacientes de toda España, que son derivados a este centro en busca de tratamientos altamente especializados. En el caso de las personas que no pertenecen a la zona que tiene asignada (un área del centro de Barcelona), el hospital sólo cobra una pequeña parte del coste de las intervenciones. Y esto es, según la gerencia, lo que ha agravado la crisis económica del hospital. De manera que cuanto mayor es su fama y más pacientes atrae, más pierde.

Todas estas medidas han levantado un profundo malestar entre los trabajadores, que temen por la viabilidad del centro. El malestar ha llegado también al patronato del centro, que preside Julia García-Valdecasas, que se plantea cambios en el equipo gestor. Su principal responsable, Joan Grau, impulsor del plan de reestructuración, anunció hace meses que pensaba dejar su puesto a finales de diciembre tras más de 20 años al frente del hospital.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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