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El asedio a Arafat desata la lucha por la sucesión al frente de la dirección palestina

Tres enmascarados disparan contra la casa de uno de los principales opositores al histórico líder

Ramala conspira. El vacío político creado con la ausencia de Arafat, quien desde hace seis días se encuentra asediado por el Ejército israelí en su cuartel general de Ramala, ha desatado las conjuras y maniobras de los barones del partido gubernamental Al Fatah tratando de buscar un sustituto al presidente. Aunque la batalla por la sucesión no ha hecho más que empezar y amenaza con abrir una brecha sangrienta, enfrentando a las diferentes facciones palestinas, tres enmascarados dispararon ayer contra el domicilio de uno de los mas visibles conspiradores, el ex ministro y diputado Nabil Amro.

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Nabil Amro, ex embajador palestino en Moscú, ex ministro de Relaciones con el Parlamento, dirigente de Al Fatah y cabeza visible de la oposición a Yasir Arafat, se ha convertido en los últimos días en uno de los conspiradores más activos de Ramala. Hace días mantuvo una reunión con Abu Mazen, el número dos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y con el responsable de la Seguridad Preventiva en Cisjordania, Zoher Munasra. El encuentro tenía como objetivo tratar de buscar un sustituto a Arafat. La solución estaba allí: el propio Abu Mazen, que se convertiría en primer ministro y dejaría a Arafat como simple figura decorativa.

La maniobra fue percibida por los sectores fieles a Arafat como un intento de 'golpe de Estado' y la respuesta no se hizo esperar. Ayer, pocas horas después que las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa difundieran una octavilla alertando a la opinión pública de las maniobras del supuesto traidor a Arafat, tres enmascarados disparaban contra su casa, un elegante chalecito de tres plantas situado en un barrio residencial de Ramala.

'Nosotros los políticos tenemos que ser pragmáticos y buscar una solución a la crisis política de la Mokata', había dicho Nabil Amro a EL PAÍS el día anterior, insinuando la necesidad de llegar a un acuerdo con los israelíes entregándoles a algunos de los activistas que permanecen en el cuartel general de Arafat. No dio nombres, pero en su elegante salón gravitó el nombre de Tawfik Tirawi, el jefe de los servicios secretos de Cisjordania, acusado por Israel de apoyar operaciones terroristas.

Nabil Amro no se detuvo ahí. Planteó la necesidad de buscar un sustituto para Arafat, en la figura de un primer ministro, aunque fuera a costa de aplazar las elecciones previstas para el próximo 20 de enero. Con el nombramiento del nuevo líder se abriría un periodo que permitiría 'reformar la Ley Básica' para poner en marcha la administración, paralizada desde hace seis meses. Las elecciones quedarían para más tarde. 'No hay que precipitarse', afirmó.

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Las maniobras de Nabil Amro han indignado a los militantes opuestos a Arafat y al partido Fatah. Estos sectores consideran que 'no se puede esperar nada bueno' de este ex ministro, quien el pasado mayo abandonó las filas de los seguidores del Arafat y planteó la necesidad de renovar la Autoridad Palestina para dimitir a continuación como ministro. Amro trató de lavar un pasado 'lleno de corrupciones y servilismos' y situarse a la cabeza de la oposición.

'El futuro democrático de los palestinos va unido a la lucha contra la ocupación israelí. No se puede hablar al mismo tiempo de democratización y de pactos con los israelíes. Además, nuestra regeneración política pasa por unas elecciones limpias', dijo ayer Abdel Jawad Saleh, diputado, ex ministro de Agricultura y profesor de la Universidad de Bir Zeit. Saleh aseguró que las maniobras de Amro buscan, no la democratización palestina, sino asegurar la hegemonía de Al Fatah.

Familiares de dos hermanos palestinos muertos por disparos del Ejército israelí en la banda de Gaza.
Familiares de dos hermanos palestinos muertos por disparos del Ejército israelí en la banda de Gaza.REUTERS

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