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El Prado reúne los dibujos de las colecciones portuguesas desde 1500

La exposición exhibe obras de Leonardo, Durero, Tiépolo y Watteau

Un pequeño dibujo a pluma y tinta castaña mantiene el nombre del pintor manierista romano Raffaellino da Reggio, pero Muchacha lavando los pies a un niño: estudio separado de las nalgas del niño es de Leonardo da Vinci, según demostró Philip Pouncey en 1977. La obra figura en la exposición Dibujos de maestros europeos en las colecciones portuguesas, 1500-1800, abierta ayer en la sala de dibujos del Museo del Prado.

'El hallazgo afortunado del dibujo de Leonardo, en parte por la dirección de la pluma en un artista zurdo, presenta una de las obras más vivas y de enorme humanidad de la exposición', declaró ayer Nicholas Turner, comisario de la muestra Dibujos de maestros europeos en las colecciones portuguesas, montada hasta el 21 de julio en la sala de dibujos de la planta segunda del Museo del Prado. En la sala de dibujos de la puerta de Murillo se mantiene la exposición sobre la Tauromaquia de Goya y su visión crítica de la fiesta.

El director del Prado, Miguel Zugaza, destacó la colaboración entre el Centro Cultural de Belém, de Lisboa, y el museo, que hace posible la presencia de 78 dibujos seleccionados entre las colecciones portuguesas desde el siglo XVI al XVIII. 'La exposición es un modelo de investigación que acerca a los maestros reconocidos de las diferentes escuelas, sobre todo la italiana, algunos inexistentes en las colecciones españolas, y al mismo tiempo ofrece una visión nueva de nuestra propia colección, que por su fragilidad no se puede presentar con frecuencia'.

Nicholas Turner, experto en dibujos italianos, señaló que las últimas investigaciones sobre los maestros antiguos en las colecciones portuguesas había proporcionado numerosas sorpresas, sobre todo en las colecciones del Museo Nacional de Arte Antiga, de Lisboa, y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Oporto. De estos dos centros, y del Museo Calouste Gulbenkian, proceden la mayoría de las piezas de la exposición, que antes de llegar a Madrid han visitado Cambridge, Lisboa y Oporto, en distintas versiones. Algunas de las obras expuestas, como las de Durero, Watteau, Holbein el Viejo, Fragonard y Ruisdael fueron compradas por Gulbenkian en los años veinte y treinta, como complemento de su colección de pinturas.

El montaje en la sala circular de dibujos (entrada por la puerta de Goya) agrupa los dibujos italianos entre los siglos XV y XVIII, para seguir por los dibujos franceses, los alemanes, flamencos y holandeses en una misma sección y terminar por una limitada selección de dibujos portugueses, donde José Manuel Matilla, conservador de dibujos del Prado, destaca el manuscrito de fortificaciones de Francisco de Holanda y los estudios para una figura de Cleopatra muerta, de Domingos António de Sequeira. Con anterioridad, el visitante se ha encontrado con obras de Rafael, Cambiaso, Palma el Joven, Testa, Giordano, Tiépolo, Durero, Poussin, Watteau, Fragonard, Clodion y Francisco Vieira de Mattos. El catálogo, con texto de Nicholas Turner, incluye las reproducciones de las obras expuestas junto con el estudio de cada una de ellas, con las procedencias, las técnicas, las exposiciones, los contenidos y, en algunos casos, las inscripciones.

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