_
_
_
_
_
Reportaje:

Terapia visual para los trastornos oculares no refractivos que dificultan el aprendizaje

Las patologías afectan al 25% de la población y no se tratan con lentes ni con cirugía

Más del 80% de la información que los niños reciben en la escuela les llega a través de los ojos. Por este motivo, un buen estado de los canales visuales es esencial para que los alumnos puedan desarrollar de forma correcta su aprendizaje. La miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la anisometropía reciben un adecuado tratamiento mediante lentes o cirugía. Pero existen otras patologías del ojo que no se solucionan con cristales, sino que requieren un entrenamiento de la vista mediante lo que se conoce como terapia visual.

Leer, escribir, trabajar con el ordenador y mirar la televisión son actividades que ocupan la mayor parte del tiempo y que tienen como principal requisito una buena capacidad para ver de cerca. 'Pero tenemos un sistema visual genéticamente preparado para ver muy bien de lejos con el mínimo gasto energético. Y actualmente hemos invertido esta demanda y les pedimos a nuestros ojos que funcionen en visión de cerca y durante muchas horas. Este cambio tan radical, sin que nuestro sistema visual haya tenido tiempo de adaptarse, ha generado la aparición de nuevos problemas visuales', explica Joan Gispets, diplomado en Óptica y Optometría y profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña.

Más del 80% de la información que reciben los niños llega a través de los ojos

Uno de los principales trastornos que puede sufrir un niño y que puede afectar negativamente a su rendimiento escolar es la deficiencia en la motilidad ocular. Leer no es más que una sucesión de fijaciones y saltos sobre un determinado grupo de letras, y eso requiere unas habilidades de movimiento preciso y coordinado de los ojos que deben ser excelentes. 'Pero en algunos casos los niños son introducidos en la lectura antes de que esta motilidad ocular esté desarrollada. Se trata de una habilidad aprendida, no innata, y el niño la aprende si tiene la experiencia adecuada. Si intentamos introducir a un niño en la lectura sin que domine todavía la capacidad de mover los ojos de forma precisa puede tener dificultades para aprender a leer y, por extensión, para aprender todo aquello que se le dé por escrito', indica Gispets.

Un segundo tipo de trastorno de la visión no relacionado con los defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo) es la anomalía en la coordinación entre los dos ojos. Estas anomalías binoculares pueden ser tanto por exceso de convergencia entre los dos ojos como por insuficiencia en dicha convergencia. 'Una persona con una disfunción en la coordinación, cuando lee tiene que hacer un esfuerzo tan grande para conseguir que los dos ojos estén mirando al mismo punto del texto que le falta energía para intentar comprender lo que ve', asegura Pilar Cacho, profesora de la Escuela de Óptica y Optometría de la Universidad de Alicante.

Por último, el niño puede sufrir un trastorno importante en su capacidad de enfoque tanto de lejos como de cerca que puede suponer una traba a la hora de aprender. Se trata de disfunciones en el sistema acomodativo del ojo y, una vez más, los problemas de enfoque pueden venir provocados tanto por una insuficiencia como por un exceso en la acomodación de los ojos. En el primer caso, con un déficit de acomodación, al paciente le cuesta enfocar el texto en visión cercana. En el segundo caso lo que ocurre es que el sistema acomodativo está utilizándose en exceso, de manera que el niño tendrá una buena visión de cerca, pero tras cierto tiempo de trabajo con visión próxima puede quejarse de borrosidad al mirar los objetos más alejados.

'Muchas veces damos por supuesto que si los niños son capaces de enfocar de lejos, también lo son de enfocar de cerca. Y en muchas revisiones escolares a los alumnos sólo se les examina su capacidad de ver pequeños detalles de lejos, pero no nos fijamos en el hecho de que pasan muchas horas mirando de cerca. Y lo que sucede en un gran número de casos es que lo que no funciona bien es su capacidad de enfocar en condiciones de visión cercana. Éste es otro problema que no se soluciona con las gafas, sino que se resuelve mediante la terapia visual', explica Joan Gispets.

La terapia visual consiste en una serie de ejercicios de entrenamiento de las habilidades oculares para conseguir el rendimiento que exigen las actuales demandas visuales.

'Por ejemplo, actividades que obliguen a los niños a separar y juntar los ojos en caso de falta de coordinación, ejercicios de seguimiento con los ojos de determinados objetos en una pantalla del ordenador para mejorar la motilidad ocular, o prácticas de cambio de la distancia de enfoque utilizando lentes con el objetivo de entrenar el sistema acomodativo del ojo', señala Pilar Cacho.

Consejos para la vista

Los optometristas catalanes han creado la Asociación Catalana de Optometría y Terapia Visual con el objetivo de difundir entre los profesionales de la enseñanza y los padres consejos de higiene visual para evitar la aparición y saber reconocer los síntomas de unos trastornos que afectan al 25% de la población. 'La distancia entre el papel y los ojos debería ser, como mínimo, la distancia que hay entre el codo y la punta de los dedos. Es importante tener dos tipos de iluminación, una localizada sobre el material de lectura proveniente de una lámpara de sobremesa que siempre estará situada en el lado contrario al de la preferencia de mano, y una iluminación ambiental. En cuanto a la postura es conveniente que el niño trabaje con un escritorio y una silla adecuados a su tamaño, de forma que pueda trabajar con las piernas en ángulo recto y los pies apoyados en el suelo, con la espalda bien recta. También es interesante que la mesa tenga una inclinación de unos 15 ó 20 grados. Además, un niño no debería ver la televisión durante más de 45 minutos al día', explica Joan Gispets. ¿Cómo detectar cuándo un niño tiene problemas visuales? Los alumnos con una baja velocidad de lectura o con dificultades para comprender lo que leen pueden estar sufriendo algún tipo de trastorno que merme su rendimiento escolar. Los niños que se saltan líneas al leer, que repiten palabras, que se restriegan los ojos, que tienen los ojos enrojecidos o con lagrimeo, los niños que adoptan posturas complicadas, que se tapan un ojo al leer, o que se quejan de dolor de cabeza, todos ellos pueden esconder una anomalía visual susceptible de ser tratada con la terapia visual.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_