Chávez deja el bolívar en libre flotación para frenar el descontento
La moneda se devalúa un 20% frente al dólar
El presidente venezolano, Hugo Chávez, prometió atemperar su virulencia contra la oposición, determinante en la actual incertidumbre política y económica, que disparó la salida de capitales del país. El Gobierno suspendió la quema de reservas en defensa del bolívar y anunció su libre flotación frente al dólar, en sustitución del régimen de bandas establecido en 1996. La divisa venezolana se devaluó el 19,69% tras la liberalización total del tipo de cambio. El nuevo ajuste fue recibido con cautela por los empresarios, mientras la oposición le exigió el ajuste político y duda de la sinceridad del gobernante.
'Eso sí, los principios no se negocian', precisó Chávez, que es zurdo y se dijo dispuesto a cambiar el sable a la mano derecha, y finalmente envainarlo, para tratar de reducir la sangría de divisas y las divisiones sociales padecidas desde principios de año: la oposición irrumpió en las calles, los choques con la Iglesia católica fueron frontales, dos militares exigieron públicamente la renuncia del presidente, y EE UU criticó la escasa colaboración de éste en su cruzada contra el terrorismo internacional.
En sólo tres días salieron 700 millones de dólares (unos 800 millones de euros) del país, y el total huido desde enero alcanzó los 2.000 millones, según un cálculo de la consultora Standard & Poor's. Los principales problemas financieros de esta nación petrolera, que registra un déficit fiscal en torno a los 9.000 millones de dólares, fueron atribuidos por Chávez a la incertidumbre causada por la caída de los precios y producción del crudo tras los atentados del 11 de septiembre, que causaron una disminución del 22% en los ingresos por la venta de petróleo.
La crisis argentina, dijo, atemorizó a los agentes económicos y limitó la capacidad de endeudamiento de Venezuela en un 50%, y de América Latina en su conjunto.
Su Gobierno había elaborado el pasado año un presupuesto previendo el barril a 18,50 dólares, pero ha debido rebajar la estimación a 16 dólares en el nuevo.
'El país necesita hechos, hechos que le indiquen que efectivamente estamos dispuestos a cambiar, y estamos dispuestos a, definitivamente, privilegiar la economía', pidió Albis Muñoz, vicepresidenta de Fedecámaras, el sindicato de empresarios que paralizó Venezuela el pasado 10 de diciembre y evocó las huelgas patronales de 1973 contra el presidente chileno Salvador Allende, derrocado por el Ejército.
'El presidente tiene que sentarse a trabajar con todos los sectores del país, sin que sea un monólogo', agregó Muñoz. No pocos empresarios niegan solvencia a sus interlocutores en el actual equipo económico del Gobierno.
Días atrás, representantes de la banca extranjera en Venezuela intercambiaron criterios con las carteras económicas del Ejecutivo sobre el nuevo esquema de cambio. Los márgenes de fluctuación del bolívar establecidos por el Banco Central, en torno al 10%, difícilmente sostenían la presión del mercado, y la acelerada compra de dólares.
'Embustero'
El pugilato con la oposición no amainará a juzgar por las reacciones de quienes tienen a Chávez por un incorregible sectario. 'Es un embustero', dijo el diputado opositor Andrés Velázquez, del partido Causa R.
El jefe de Estado compareció por televisión en la noche del martes con maneras conciliadoras, asegurando que las inversiones sociales serán respetadas. 'La oposición tiene que ser constructiva. Yo estoy dispuesto a revisar lo que tenga que revisar'.
Ingente la labor de pacificación política, la económica es también mayúscula. Las reservas descendieron un 15,4% en lo que va de año, hasta situarse en los 16.000 millones de dólares, aunque la deuda externa venezolana es de las más bajas de América en relación al PIB.
[En su primer día de libre fluctuación frente al dólar, la moneda venezolana, el bolívar, cerró la jornada con una cotización cercana a los 1.050 bolívares, lo que supone una devaluación del 31,48%, informa la agencia Efe.]
Finalmente, existen los problemas graves
Admitiendo implícitamente la influencia de la conflictividad política en el origen de la brecha fiscal y la pérdida de reservas, la pública aceptación de la crisis por el presidente venezolano, Hugo Chávez, desbarató el enroque aplicado hasta ahora: la negación de problemas graves. El opositor gobernador de Miranda, Enrique Mendoza, admitía la existencia de sectores que apuestan al fracaso económico, al descontento social, para reventar la presidencia del comandante. La crisis está servida, su admisión fue aplaudida, y el Ejecutivo asegura poder conjurarla. La calle digería ayer el alcance de las nuevas medidas. De todas formas, el presupuesto de este año, que sustituye al elaborado el pasado año, las cargas impositivas, y los instrumentos de ajuste de las cuentas públicas arbitrados, apremiarán a casi todos, y el malhumor de la población es cuestión de tiempo, de llevarse la anunciada disciplina fiscal hasta sus últimas consecuencias. Habiéndose evitado el control de cambios, es previsible que la flotación del bolívar, y su previsible devaluación por la inercia del mercado, influirá en los precios, en las exportaciones, en las importaciones, en el aparato productivo, en la carestía de artículos de primera necesidad y, finalmente, en el bolsillo de los 24 millones de venezolanos. 'Voy a tener que subir el precio de las revistas que importo en dólares', cavilaba ayer un quiosquero. Durante el deterioro de la coyuntura financiera, el dólar fue refugio, y el temor se constituyó en pánico en algunas ventanillas bancarias. En el plano político, la orientación centralista de las leyes recientemente promulgadas por decreto por el presidente venezolano, con autorización parlamentaria, evidenció, además, 'una parte de las verdaderas intenciones del Gobierno respecto al manejo de la economía, alejado de un sistema de propiedad privada y de libre empresa', señaló el analista Domingo Fontiveros.
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