Bruce Willis asegura que es más difícil hacer comedia que correr con una pistola

Bruce Willis admite que lleva años aburrido de las películas de acción. Le dieron la fama, el dinero y la carrera en Hollywood, además de crear todo un género en el que el héroe no tenía por qué ser un superhombre, sino alguien de la calle, incluso alguien de frente despejada y no tan alto como es el caso de Willis. Ahora lo que le aburre es que le culpen de los últimos acontecimientos, que busquen en sus películas de acción respuestas para algo tan incomprensible como los atentados del pasado 11 de septiembre contra las Torres Gemelas. 'Soy la persona errónea para hablar de estas cosas', admite. 'No tengo suficiente información política como para dar una opinión autorizada', añade en otra entrevista. 'El cine no es el culpable de los males del mundo', resume la tercera vez que se lo preguntan. Willis, de 46 años, se siente confundido, 'lleno de asombro y tristeza' hacia unos acontecimientos que se parecen demasiado a la trama de la saga de La jungla de cristal pero sin su final feliz. También reconoce que un acto así cambiará las cosas a su alrededor, por ejemplo ese planeado rodaje de una segunda parte de El protegido que ahora será mejor dejar de lado para no tocar el tema del terrorismo. Pero Willis está dispuesto a seguir adelante como actor, como padre y como amante, y ya ha cambiado a un 'Bruce más viejo'como él se describe, diferente del 'menos amable, menos gentil', como piensa que le ve el público, y con nuevas películas en su carrera, como demuestra el estreno, hoy, en Estados Unidos, de su nueva comedia, Bandits, una historia de desafortunados atracadores en la que le acompañan Billy Bob Thornton y Cate Blanchett. 'Lo que no quiero es mezclar mis películas con esa terrible tragedia que aún sigue ahí para tanta gente en el mundo y en Nueva York. Me parece poco sincero', asegura.

La asociación de la destrucción de las Torres Gemelas con algunas de las imágenes de La jungla de cristal parece inevitable. Willis cree que no es el adecuado para hablar de estas cosas y que es totalmente inapropiado comparar cualquier producción de Hollywood con lo que ha pasado en Nueva York.

Reinventar la acción

El actor está cansado de hacer películas de acción y es partidario de reinventar ese género. 'Estuve ahí los días en los que comenzaron los primeros filmes de acción, en el 85 y 86, con Arma letal y Die Hard. Desde entonces, no sólo he hecho otras dos y me he visto otras tres de Arma letal, sino que han salido otras muchas combinaciones de las dos. Me he aburrido de verlas y de hacerlas, y estoy seguro de que tiene que surgir una nueva concepción del género'. Willis está más interesado en el reto que le supone la comedia, y le parece mucho más difícil que correr con una pistola en la mano.

Afirma que lo que más le gusta de Bandits es que permite a los actores que se rían de sí mismos, algo que no es muy habitual. 'Como actor, son tantos los momentos en los que no te está permitido hacer ningún comentario sobre la situación tan ridícula en la que te encuentras que poderte reír de ti mismo, de la escena, incluso de tus errores, es muy de agradecer'.

Mostrando una humildad que se contradice con los papeles que le han dado la fama, dice que las estrellas no deben ser héroes. 'Lo que son, al menos los actores en particular, son una fuente de entretenimiento, no sólo en sus películas o en la televisión, sino en su vida privada: el mejor espectáculo para el resto del mundo. Y no encuentro nada que pueda hacer para cambiar eso. La única opción que tengo es el grado de importancia que le des y en mi caso no le doy ninguna importancia'.

Bruce Willis es consciente de que un tipo de público está fascinado con él y entiende que eso está 'mucho más relacionado con la imagen que otros han construido de lo que piensan que soy yo'. Como hombre se define como 'un padre, un buen amigo. Intento vivir mi vida como un hombre honesto. En ocasiones lo consigo y en otras no, pero al menos lo intento'. Se confiesa tan deslumbrado por las mujeres como el primer día que las descubrió, pero 'me he dado por vencido a la hora de entenderlas'.