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Un ex general bosnio se entrega al Tribunal Penal para la ex Yugoslavia

La cooperación de los países de la antigua Yugoslavia con el tribunal que juzga los desmanes cometidos durante las guerras de la región es cada vez más estrecha. El ministro de Asuntos Sociales y para los Refugiados en el Gobierno de Bosnia-Herzegovina, Sefer Halilovic, voló ayer voluntariamente a La Haya para ponerse en manos del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), convirtiéndose en el musulmán de más alta graduación que está en las celdas de Naciones Unidas.

Después de confirmar su entrega, el Gobierno del ente musulmano-croata de Bosnia nombró al viceministro Mijat Tuka para sustituirle temporalmente.

Halilovic, hoy general retirado, fue durante la guerra de Bosnia jefe de Estado Mayor del Ejército bosnio, de mayoría musulmana, controlado por el Gobierno de Sarajevo. En septiembre de 1993, Halilovic coordinó la operación conocida como Neretva 93, con la que el Ejército intentó conquistar terreno a la población croata en torno a la ciudad de Mostar.

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Según el acta de acusación, que hasta ahora se encontraba en la lista que el TPIY mantiene oculta para que los acusados no huyan o se escondan, Halovic hizo la vista gorda mientras sus subordinados masacraban sin piedad a la población civil croata.

La ofensiva se produjo tras la ruptura entre las fuerzas croatas y los musulmanes de Bosnia, hasta aquel momento aliados frente a los serbios. En concreto, se le responsabiliza de haber consentido los asesinatos en 1993 de 33 croatas de Bosnia en la ciudad de Grabovica, así como de la muerte de un prisionero de guerra y de otros 29 ciudadanos en la localidad de Uzdol, ambas situadas en el centro de Bosnia.

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Según su abogado, junto al que viajó a bordo de un avión militar de Naciones Unidas, 'los cargos son bastante vagos'. 'Tenemos pruebas sólidas de que Halilovic ordenó que se abriera una investigación sobre los posibles crímenes de guerra cometidos allí (en Grabovica)', dijo el jurista antes de salir de Sarajevo.

El ex general es ya un conocido del tribunal, frente al que acudió a declarar en abril pasado en calidad de testigo. Posiblemente a finales de esta semana comparecerá ante los jueces para, tal y como establece el estatuto del tribunal, que se le lean los cargos y responda a la pregunta de si se declara inocente o culpable. Sus abogados piensan solicitar la libertad provisional hasta que comience el juicio. El tribunal ha accedido ya en varias ocasiones, siempre en casos en los que el acusado se ha entregado voluntariamente.

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