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Las orujeras se comprometen a abrir las fábricas el año que viene

Las orujeras se han comprometido con el sector del aceite de oliva a abrir las fábricas durante la próxima campaña de la aceituna para evitar dejar paralizada toda la industria olivarera. Se trata de un acuerdo verbal, según manifestó ayer Manuel García, presidente de la Asociación de Almazaras de Jaén, y tiene alcance nacional.

Las orujeras forman parte de una cadena que se inicia con la elaboración del aceite de oliva y que ellas continúan con el procesamiento del subproducto de ese proceso. Si las orujeras parasen la próxima campaña, las fábricas de aceite de oliva no sabrían que hacer con el alperujo (lo que queda tras extraer el aceite de oliva).

'Este año, al menos, solucionarán el problema como puedan, porque si parasen las orujeras sería el caos', advirtió Manuel García. Que las orujeras funcionen sólo supone eso, que retirarán el alperujo de las industrias aceiteras, pero no se pagará por este producto, como ocurría hasta el momento. La última campaña de aceituna conllevó la generación de 1.800 millones de kilos de alperujo, que se pagan a una media de una peseta el kilo.

Las almazaras de aceite de oliva dejarían de percibir esos ingresos y, además, tendrían que pagar los costes de desplazamiento del alperujo hasta las extractoras. 'Bueno, eso es un incoveniente económico, pero no la situación de vida o muerte que provocaría el cierre de las orujeras', resaltó el presidente de la Asociación de Almazaras.

Ocho años

Los productores de aceite de orujo se están planteando si será rentable seguir con la elaboración de este producto, aunque se levante la inmovilización y las botellas vuelvan al mercado. Calculan que la desconfianza de los ciudadanos hará que al menos en ocho años no se recupere el consumo.

La clave, por lo tanto, está en el acuerdo con el Ministerio de Agricultura para que las extractoras reciban una ayuda económica por almacenar el aceite de orujo que se produzca en la próxima campaña, que se inicia en el mes de diciembre. Un sistema similar funciona con el aceite de oliva para las ocasiones en las que los precios del mercado están excesivamente bajos.

Con estas ayudas ya prometidas por Agricultura, las fábricas de aceite de orujo podrán seguir funcionando, de otra forma no. Una orujera que facture una media de 300 millones de pesetas obtiene casi toda su rentabilidad con el aceite que vende, ya que el residuo que generan, el orujillo, apenas vale una peseta el kilo. Esto implica para su facturación nada más que 12 ó 13 millones de pesetas.

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