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El preso más vigilado de La Haya

Los guardianes de Scheveningen temen que Slobodan Milosevic se suicide

El ex dictador serbio Slobodan Milosevic, detenido desde la madrugada del pasado viernes en la cárcel de máxima seguridad que Naciones Unidas posee en la localidad holandesa de Scheveningen, se encuentra sometido a estricta vigilancia las 24 horas del día para impedir que se suicide. El carácter emocionalmente inestable del ex presidente y los antecedentes familiares -tanto su padre como su madre pusieron fin a sus días voluntariamente- hacen temer a las autoridades carcelarias que pueda intentarlo. Milosevic sabe que está siendo vigilado en cada minuto de su vida.

Las normas de la cárcel contemplan la posibilidad de que, en circunstancias excepcionales que hagan temer por la vida o la salud de un preso, se instale una cámara en la celda y exigen que se le comunique. El estricto seguimiento no puede durar, en principio, más de 30 días.

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Milosevic ya amenazó con suicidarse en las horas anteriores a su detención en Belgrado el pasado 1 de abril, y durante las semanas que estuvo encarcelado en la prisión central de la capital yugoslava, fuentes cercanas a su familia manifestaron que fumaba compulsivamente y que se encontraba muy nervioso.

Aunque a los prisioneros de la cárcel de Scheveningen se les retiran los objetos cortantes y afilados y todo lo que puedan servir para que se autolesionen, como los cordones de los zapatos, cinturones y corbatas, todas las precauciones son pocas. En junio de 1998, mientras aguardaba el veredicto, el serbio Slatvko Dokmanovic, que estaba bajo tratamiento psiquiátrico por depresión, apareció colgado tras la puerta de su celda poco después de la media noche.

Al igual que los otros prisioneros, Milosevic puede disponer, si lo solicita, de la ayuda de psiquiatras y psicólogos. Los encarcelados en Scheveningen son más proclives a problemas emocionales que otros delincuentes comunes. Su procedencia (alto nivel social y económico), su edad -la mayoría son de mediana edad-, la diferencia de entorno (otros idiomas y comidas) y el hecho de que hasta ahora nunca hayan tenido contacto con la cárcel los hace especialmente vulnerables a las depresiones y otros desequilibrios emocionales.

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Por el momento, las conversaciones con sus abogados son el único contacto al que Milosevic tiene derecho. Por petición expresa de la fiscalía y para darle un tiempo para que se aclimate a su nueva situación, el preso número 39 se encuentra completamente aislado del resto de sus compañeros y sometido a un régimen especial, durante al menos 10 días.

Haciendo una excepción, posiblemente en honor a la importancia del presidiario, la fiscal del tribunal, la suiza Carla del Ponte, representará personalmente a la acusación durante la primera comparecencia de Milosevic el martes, en la que se le leerán los cargos y se le preguntará si se declara inocente o culpable.

Desde la ciudad de Burdeos, donde tiene su casa familiar y pasaba el fin de semana, el presidente del tribunal, el juez francés Claude Jorda, ha declarado que calcula que el juicio se podrá abrir dentro de unos ocho meses o como máximo un año. Para entonces, la fiscalía habrá conseguido ya reunir las pruebas suficientes para acusarle también por los crímenes cometidos en Bosnia y Croacia, tal y como anunció Del Ponte.

Por el momento, las únicas acusaciones que pesan contra el ex presidente serbio son por los crímenes cometidos en Kosovo. Jorda, que no sabe todavía si se realizarán dos procesos paralelos o se formulará una nueva acta de acusación con todos los delitos, lo que evitaría alargamientos por cuestiones burocráticas, calcula que el proceso se prolongará algo más de un año.

Tan sólo con los cargos a los que ahora hace frente -deportación, asesinato, crímenes contra la humanidad y persecución por razones religiosas políticas y raciales-, el ex dictador serbio se enfrenta a una condena de cadena perpetua, la máxima pena que contempla el estatuto del tribunal.

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