El fracaso del europeísmo en el referéndum de Dinamarca lastra el futuro de su clase política
Un día después de la abrumadora victoria del frente de rechazo al euro en el referéndum de Dinamarca, los medios de comunicación daneses, en su práctica totalidad defensores de la adhesión a la moneda europea, muestran su estupor ante el resultado y han comenzado a buscar responsables del desastre de las tesis europeístas. El primer ministro, Poul Nyup Rasmussen, defensor de la moneda única, ha asegurado que la derrota del euro no afectará a su mandato. Pero el divorcio entre la sociedad y su clase política quedó el jueves de manifiesto.
Fuegos artificiales
"Qué error", "Autogol", "Una herida en la democracia", "Triste, no", son algunos de los títulos de los editoriales que publicaron ayer los periódicos daneses y que revelan el estado anímico de quienes querían acabar con el papel de eterno díscolo de Dinamarca. Alguno, como el diario BT, intentaba dar esperanzas y titulaba con "Llegará el día...". El único diario que llamó al rechazo, Ekstra Bladet, estaba lógicamente radiante y califica la jornada del referéndum del euro como "un maravilloso capítulo de la historia de Dinamarca". "Ha sido un puñetazo del pueblo en el rostro del poder. La democracia funciona", concluía el diario.Pero una vez asumido el hecho de que, en bastantes años, ningún primer ministro danés se atreverá a convocar un referéndum como el del jueves, surgen en Copenhague las voces preocupadas por la permanente división de la sociedad y el divorcio total entre electores y el actual Parlamento.
Aunque el primer ministro, Poul Nyup Rasmussen, dejó claro que, fuera cual fuera el resultado, éste no tendría consecuencias sobre la legislatura y la política parlamentaria, no son pocos los que creen que será difícil que así sea. Demasiado duro ha sido el golpe y demasiado debilitado ha quedado el primer ministro Rasmussen para que la política parlamentaria danesa pueda volver ahora a su gestión como si nada hubiera sucedido.
"Ayer fue el peor día de mi vida política", declaraba ayer la ministra de Economía, Marianne Veldre. Lo fue para muchos y, desde ayer, el Gobierno se dedica ya a limitar daños. El Ministerio de Finanzas y el Banco Nacional de Dinamarca se apresuraron a anunciar que el resultado no afectará para nada al vínculo de la corona con las monedas del euro que es tradicional ni a la política seguida hasta ahora.
La otra cara de la moneda eran los vencedores de la jornada del referéndum. En muchas ciudades y pueblos se organizaron fiestas para celebrar el no con fuegos artificiales incluidos. También en Copenhague salieron a expresar su alegría grupos de cientos de personas y se lanzaron cohetes pirotécnicos. Un pequeño grupo radical, compuesto por militantes ultraizquierdistas, se reunió ante el Parlamento para cantar victoria, insultar al Gobierno, a la Unión Europea y a Bruselas. Algunos de sus integrantes quemaron una bandera de la UE entre aplausos de los asistentes. Pero aparte de estos grupos marginales, quien se erigió en gran triunfadora de la noche en el Parlamento fue la líder del Partido Popular Danés, la populista de ultraderecha Pía Kjaekgaard. Con una retórica que recordaba por su agresividad y contenido a la del austriaco Jörg Haider, Kjaekgaard exige consecuencias políticas así como una política ofensiva del Gobierno contra la ampliación de la Unión Europea. Aunque sólo tiene 13 escaños en el Folketing (Parlamento) ha llevado con el izquierdista Partido Socialista Popular de Holger Nielsen el protagonismo del frente de rechazo. Holger Nielsen insistió ayer de nuevo en su vocación europeísta y felicitándose del éxito pedía sin embargo que no se entendiera como un rechazo a la Unión Europea sino al euro, su necesidad y su oportunidad. La ultraderechista, por el contrario, se siente muy cómoda en su reforzada postura de enfrentamiento total con Bruselas y con todo el proyecto de integración europea.
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