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Los riesgos de la chatarra

Los problemas que causan los satélites que han dejado de estar operativos en la gran autopista espacial, la preciada órbita geoestacionaria, no se limitan a su ocupación inútil de ese valioso espacio. Además, estos satélites muertos "pueden llegar a suponer riesgo de colisiones", explica Walter Flury.Este experto calcula que hay "al menos unos 115 satélites muertos en la órbita geoestacionaria", y lamenta que muchos operadores no sigan las recomendaciones internacionales sobre el mantenimiento de las órbitas. "Por desgracia, no hay una legislación que obligue a los operadores e imponga sanciones", dice. Según sus datos, en los últimos dos años han dejado de funcionar unos 40 satélites, de los cuales sólo un tercio han sido sacados de la órbita. "Los demás siguen ahí, o han sido trasladados a una órbita todavía demasiado cercana". Lo correcto, afirma, es trasladarlos a unos 300 kilómetros de altura por encima de la geoestacionaria.

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Los satélites muertos son una forma más de basura espacial, restos de chatarra de dimensiones variadas -desde milésimas de milímetros a varios metros- que siguen en órbita terrestre. Los centros de seguimiento de las agencias espaciales siguen la trayectoria de unas 70.000 de estas piezas, y advierten cuando alguna de ellas se cruza en el camino de los nuevos lanzamientos de satélites o de los vuelos tripulados. De Dalmau recuerda casos de satélites inutilizados por el choque con partículas de basura espacial, y advierte de que "algún día pueden llegar a ser un peligro para las salidas al espacio".

Aparte de los satélites muertos, orbitan la Tierra unos 8.500 objetos catalogados de más de 10 centímetros, e infinidad de residuos menores.

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