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EE UU prohíbe pescar a Japón en represalia por la caza de ballenas

Reacciones cruzadas

Estados Unidos ha decidido cumplir sus amenazas de boicot contra Japón como represalia por su política ballenera. Washington prohibió ayer a los barcos de pesca japoneses que accedan a las aguas territoriales estadounidenses, y no descarta imponer mayores sanciones si Tokio no desiste en su empeño de cazar especies protegidas por la moratoria impuesta en 1987 por la Comisión Ballenera internacional. El mes pasado, 15 países pidieron a Japón, el primer consumidor de carne de ballena del mundo, que pusiera fin a estas prácticas. Actualmente, ninguna flota extranjera faena en aguas estadounidenses, pero se espera que dentro de unos meses la Administración norteamericana conceda licencias a algunos países. Japón no estará entre ellos.

El anuncio pretende ser un serio aviso para el Gobierno japonés, y quizás un primer paso hacia posibles sanciones comerciales. Estados Unidos protesta así por la decisión que tomó Japón el pasado julio de incluir entre las especies que caza a los cachalotes y otras ballenas protegidas por la legislación norteamericana.

El presidente estadounidense, Bill Clinton, declaró ayer: "Espero que los pasos que hemos dado animarán a Japón a renunciar a sus acciones y a respetar el extendido consenso internacional que ha ayudado a recuperarse a algunas de las criaturas más majestuosas de la Tierra".

"Washington tiene objecciones muy graves al programa ballenero japonés", añadió luego el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Joe Podesta. "Japón está matando ballenas en nombre de la investigación científica para satisfacer una demanda de carne en algunos restaurantes de lujo", dijo el secretario de comercio, Norman Mineta. Actualmente, los japoneses tienen derecho a pescar cierto número de ballenas, oficialmente con propósitos de observación científica.

Los portavoces del Gobierno japonés aseguraron que Tokio tomará represalias si Estados Unidos impone sanciones. "Si esto se llega a producir, no nos quedará más remedio que reaccionar de acuerdo con la normativa internacional", dijo un portavoz oficial, refiriéndose indirectamente a una posible protesta ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Las diferencias entre Estados Unidos y Japón han ido aumentando a lo largo de todo el verano. A principios de este mes los norteamericanos boicotearon un encuentro sobre Medio Ambiente organizado por la ONU en Kitakyushu. En julio, durante una visita a Japón, la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, ya avisó de la intención de Washington de imponer sanciones si Tokio no daba marcha atrás. A finales de agosto, representantes de 15 países, entre los cuales se encontraban Francia, Alemania, Italia y México, protestaron oficialmente ante el Gobierno japonés por su política ballenera.

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