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Células madre: el negocio de la medicina que viene Los recientes descubrimientos han desatado una carrera entre empresas por desarrollar tratamientos celulares

El aislamiento en los últimos años de las células madre, caracterizadas por su capacidad para convertirse en cualquier célula especializada, junto con el hallazgo sorprendente de que las neuronas mantienen cierta capacidad de regeneración y otros logros científicos, ha convertido a estas células pluripotenciales en la gran esperanza de la medicina para tratar lesiones y enfermedades neurológicas que hoy no tienen solución, desde el Alzheimer al infarto cerebral, pasando por las lesiones medulares. Esto ha desatado una carrera entre las empresas de biotecnología, principalmente estadounidenses, por desarrollar y patentar distintos productos celulares para trasplantes neuronales y otras aplicaciones. Pero esta aventura está plagada de escollos éticos y tecnológicos.

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Avances científicos

Sylvia Elam pudo comprobar las ventajas de su operación tan pronto como la trasladaron a la sala de recuperación y se tomó su almuerzo. Por primera vez en años saboreaba la comida. Después de padecer un infarto cerebral en 1993, Elam, de Arizona (Estados Unidos) perdió la mayor parte del movimiento y la sensación del lado derecho del cuerpo. Pero el año pasado se convirtió en una de las primeras personas del mundo a quienes se les implantaron en el cerebro células producidas en laboratorio. El implante permitió a Sylvia, que ahora tiene 66 años, hablar de nuevo sin tartamudear, lanzar una pelota con el brazo derecho, andar algo sin bastón e incluso conducir."Sobrepasaba nuestros sueños más fantásticos", afirmó Ira, el marido de Sylvia. No todos los casos han tenido resultados tan positivos, pero aumenta la esperanza de que las células neurales implantadas en el cerebro puedan sustituir a las células dañadas y restaurar las funciones perdidas por un infarto cerebral, lesiones en la médula espinal o enfermedades neurológicas como el Parkinson y el Alzheimer, la mayoría de las cuales carecen de tratamiento eficaz.

Patentes y derechos

"Es casi como volver a sembrar tu césped", afirma Evan Y. Snyder, neurólogo del Children's Hospital de Boston y de la Facultad de Medicina de Harvard (EE UU), que ha utilizado con éxito la técnica para tratar ratas con una enfermedad similar a la esclerosis múltiple.

El intento de restaurar las conexiones neuronales del cerebro ha sido estimulado por dos nuevos logros científicos. Uno fue el aislamiento de las denominadas células madre, las células primordiales a partir de las que evolucionan las demás, que pueden convertirse potencialmente en células neuronales para el trasplante. El otro logro fue el descubrimiento de que el cerebro adulto sigue produciendo nuevas células, lo que sugiere cierta capacidad de regeneración. Los descubrimientos han dado lugar a una carrera entre empresas que esperan producir células y venderlas para trasplantes neuronales, una parte de la medicina regenerativa. Pero para aprovechar dichas células será necesario superar un campo minado de retos, no sólo técnicos sino también éticos, dado que la mayoría de las células madre proceden bien de embriones descartados por las clínicas de fertilidad o bien de fetos abortados. Ahora se añade la posibilidad de utilizar también embriones creados mediante técnicas de clonación.

A algunos científicos y ejecutivos del sector les preocupa que el campo de los implantes neuronales repita la historia de la terapia génica, que ha vivido 10 años de esperanzas en gran medida frustradas, controvertidos experimentos clínicos e inversores agotados, aunque recientemente ha habido señales de éxito.

Algunos científicos llevan casi una década implantando tejido cerebral de fetos humanos abortados en el cerebro de pacientes con la enfermedad del Parkinson, que causa una pérdida de capacidades motoras. En algunos pacientes el tratamiento ha causado una ligera mejoría en el control motor, la cual ha durado entre 5 y 10 años. Pero este tratamiento requiere varios fetos por paciente. Dejando aparte las cuestiones morales, simplemente no hay suficientes fetos para tratar al millón o más de pacientes de Parkinson que hay sólo en Estados Unidos.

Los científicos están buscando células que se puedan producir en masa: "Neuronas en una botella", las llamó George W. Dunbar, director general en funciones de la empresa californiana StemCells, una de las que intenta producir tratamientos celulares.

Las células implantadas a Sylvia Elam las suministró la empresa Layton BioScience, y se obtuvieron de células de cáncer testicular de un paciente en la década de los setenta. Seis de los pacientes con infarto cerebral tratados con las células experimentaron cierta mejoría en sus facultades motoras, asegún John Kondziolka, el neurocirujano de la Universidad de Pittsburgh que practicó las operaciones.

Similares asomos de éxito se encontraron en los experimentos clínicos dirigidos por la compañía estadounidense Diacrin, la empresa que más tiempo lleva trabajando en los implantes neuronales. Recolecta células de fetos de cerdos, las cuales se han utilizado para tratar a más de 20 pacientes de Parkinson y a varios con derrame cerebral, enfermedad de Huntington y epilepsia.

Pero hay temores de que las células obtenidas de tumores puedan causar cáncer y de que las células procedentes de cerdos puedan infectar a los pacientes con virus animales.

La alternativa son las células madre humanas, que se pueden obtener en grandes cantidades. El mayor interés lo suscitan las denominadas células madre embrionarias, aisladas por primera vez en 1998 por James Thomson, de la Universidad de Wisconsin. Estas células se pueden convertir prácticamente en cualquier célula del cuerpo, incluido el hígado, el riñón, la sangre o el corazón, así como en neuronas.

Pero dichas células son el centro de una fuerte controversia ética, en la que sus detractores alegan que es inmoral utilizar o crear embriones con propósitos médicos. Las restricciones legales que hasta ahora han pesado sobre los investigadores que trabajan con fondos públicos en Estados Unidos no han afectado, sin embargo, a las empresas privadas, lo que les ha permitido dominar este campo.

La californiana Geron Corporation, que financió el trabajo de Wisconsin, tiene derechos comerciales sobre las células madre embrionarias. Asimismo tiene derechos de patente sobre un tipo similar de células primordiales aisladas por John Gearhart, de la Johns Hopkins University, también con financiación de Geron.Otras empresas, intentando eludir las patentes de Geron y las cuestiones éticas que rodean a las células embrionarias, están utilizando las denominadas células madre neuronales, sobre las que han obtenido patentes. Son menos versátiles que las células madre embrionarias. Se pueden convertir en diferentes tipos de células neuronales, pero probablemente no en otro tipo de células.

Pero quienes trabajan con células madre neuronales afirman que incluso podrían constituir una ventaja para el tratamiento de enfermedades neurológicas. Las células madre embrionarias "se convierten en células óseas y células renales", afirma I. Richard Garr, presidente ejecutivo de la compañía NeuralStem Biopharmaceuticals, de EE UU. "No puedes meterlas en la cabeza de una persona sin estar seguro al 100% de que no se van a convertir en esas otras cosas".

Thomas B. Okarma, presidente ejecutivo de Geron, responde que es más fácil hacer que se multipliquen y vivan para siempre las células embrionarias que las neuronales, lo que permitiría un suministro continuado. "Cuanto más arriba empieces, mayor será el control total", afirma.

En células madre neuronales, NeuralStem compite con StemCell, una compañía conocida como Cyto Therapeutics hasta que abandonó su anterior actividad para centrarse en las células madre. Layton, que produjo las células utilizadas para el trasplante de Sylvia Elam, se ha pasado ahora también a las células madre neuronales, obteniendo del Children's Hospital de Boston un permiso para una línea celular desarrollada por Snyder. Otras empresas en este incipiente campo son la británica ReNeuron y la estadounidense Neuronyx. La carrera no ha hecho más que empezar.

Más información en página 38

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