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GUERRA EN YUGOSLAVIA Acuerdo de Paz

La OTAN impone condiciones durísimas

Las conversaciones van "por buen camino", pero afloran problemas en los plazos

Xavier Vidal-Folch

Las condiciones aliadas son durísimas: Jackson será quien interprete el acuerdo en caso de dudas, podrá expulsar a los 500 soldados serbios autorizados a volver a Kosovo tras la retirada total, y éstos deberán circular sin armas. La discusión -que fue "por buen camino", según la OTAN- se interrumpió a media tarde y seguirá esta mañana. La delegación serbia pidió tiempo, para consultar a Belgrado -cuyo Gobierno está inmerso en una grave crisis política- y pidió más días para completar la retirada. Si hoy acepta todas las condiciones, la suspensión de los bombardeos aliados podría ser ordenada esta misma noche o mañana.El acuerdo "técnico" entre ambos jefes militares sobre las condiciones de la retirada está previsto en el Plan de Paz acordado entre la Alianza Atlántica y Rusia y aceptado por Belgrado. Es "técnico", pero esencial, porque sólo después de que Serbia vacíe Kosovo de sus militares, de forma comprobable, se suspenderán los bombardeos. Esa pausa no requiere una previa resolución del Consejo de Seguridad, que se está ultimando en Nueva York, quizá para mañana mismo, aunque la nueva reunión preparatoria del G-8 prevista para hoy en Bonn se aplazó "por cuestiones de calendario".

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El alto el fuego depende ahora, ante todo, del acuerdo militar que debe aplicar el Plan de Paz. La OTAN está presta a dejar de bombardear enseguida. Los más optimistas calculaban ayer que hoy mismo podría haberlo hecho, en caso de acuerdo total. Pero como Kovacevic pidió tiempo, para consultar al Gobierno yugoslavo, se retrasará, quizá a mañana. La reunión Jackson-Kovacevic fue "constructiva", según fuentes aliadas, aunque el jefe serbio alegó que el plazo de siete días para retirarse era insuficiente.

"No es una negociación"

Pero es ése el plazo estipulado en el Plan de Paz, por lo que resulta difícilmente modificable. Las otras detalladas instrucciones que llevó Jackson a su discusión -"no es una negociación", sostiene la Alianza- con Kovacevic, son terminantes y de una firmeza extraordinaria. El portavoz civil de la OTAN, Jamie Shea, desveló ayer cuatro de ellas. La primera es una rápida retirada de todo el personal militar o uniformado serbio, sean "miembros del Ejército regular, guardias nacionales, miembros del servicio de espionaje, policías especiales o antiterroristas, y todo individuo que designe el general Jackson".

La segunda fija las áreas en que los soldados podrán agruparse antes de retirarse, así como las carreteras utilizables, proceso que deberá completarse en siete días. Los comandantes yugoslavos vendrán obligados a proporcionar "información completa" sobre los lugares en que han sembrado minas antipersonas o antitanques. La cuarta exigencia es el desmantelamiento/retirada de todas las baterías antiaéreas, radares y otras defensas frente a los aviones aliados en un máximo de 48 horas.

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"Hasta que asuman todas y cada una de estas condiciones y empiece la retirada de forma comprobable, los ataques aéreos aliados continuarán", recordó Shea, si bien las 500 salidas de ayer suponen un descenso del 20% respecto de la jornada anterior. Y además se centraron en objetivos militares -nada de puentes-, para que Belgrado entienda el mensaje de que después de tantos años de engaños urdidos por Milosevic ya nadie cree ni en su firma, hasta que los hechos la avalen.

Pero las condiciones -aprobadas anteanoche por el Consejo Atlántico- son aún mucho más duras de lo anunciado públicamente, según ha sabido EL PAÍS. Así, el mando de la Kfor será el único juez competente para dirimir un desacuerdo en su interpretación. La retirada de las baterías antiaéreas excederá del territorio estricto de Kosovo, ampliándose en un radio de 25 kilómetros hacia el interior de Serbia, por razones técnicas de seguridad. Y, sobre todo, las cláusulas del retorno a Kosovo, posterior a su retirada, de "algunos centenares" de soldados yugoslavos, subrayan que aceptando el plan, Belgrado se ha rendido. El "regreso" de esos uniformados no sólo se limitará a las funciones pactadas -desminado, transmisiones, vigilancia de monumentos, presencia simbólica en las fronteras- sino que además se les prohíbe ir armados. La OTAN admite un máximo de 500 a 600 soldados para estas tareas. Todos ellos estarán bajo las órdenes del jefe de la Kfor, quien podrá expulsarlos de Kosovo si lo considera necesario y sin necesidad de justificarlo. En suma, los aliados se proponen -mejor si es con el concurso de Rusia- ocupar completamente la provincia para garantizar la seguridad de los civiles: "Los soldados de la fuerza internacional estarán en cada ciudad, en cada calle, en cada esquina", resumió Shea. Tanto para prevenir reincidencias serbias -"si dudan en retirarsre o pretenden realizar un último golpe de limpieza étnica" se les volverá a bombardear, advirtió- como para reencauzar a los guerrilleros del ELK hacia la actividad civil pacífica.

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