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Ruido en Marbella, Jerez y Algeciras

El ruido ha bajado en intensidad, pero a costa de que los jóvenes se vayan cada vez más a los municipios vecinos. La movida juvenil en Marbella no ha sido indiferente al desembarco de Jesús Gil en el Ayuntamiento, con su lema de tranquilidad y seguridad para la ciudad. El Puerto Deportivo, que fue uno de los epicentros preferidos por los noctámbulos, está hoy muerto. En Marbella hay unas 7.000 personas menores de 25 años, según el censo de 1995. Los más jóvenes prefieren el casco antiguo de la ciudad, una de las zonas con más quejas vecinales. Allí, los bares ofrecen copas más baratas aunque con un inconveniente: la movida se da por finalizada entre las dos y las tres de la madrugada. El intento del alcalde en su primera legislatura de llevarse la música a Banana Beach, un conjunto de carpas a la entrada de la ciudad, fracasó. La movida algecireña se concentra, principalmente, en los meses de invierno en la zona centro de la ciudad, donde el Ayuntamiento ha favorecido la apertura de establecimientos comerciales y bares de copas, quedando la zona costera para los meses de verano. Pero el gobierno andalucista en Algeciras ha tenido que buscar alternativas a la movida y se ha optado por imitar proyectos similares a los puestos en marcha en Cádiz, a través de actividades lúdico-deportivas, entre otras. En Jerez, los efectos de la movida han causado un tremendo dolor de cabeza a muchos vecinos y políticos a lo largo de la legislatura. El lugar elegido como territorio comanche es el Parque de la Unión. Durante 1998 se sucedieron las protestas vecinales con cortes de tráfico y manifestaciones. Los destrozos y la suciedad se acumulan en el antes tranquilo barrio de La Unión. El Ayuntamiento instaló urinarios y farolas en el parque y se cerraron locales por el incumplimiento de diversas normas. En la actualidad, los vecinos están vallando los aparcamientos y las zonas aledañas a los edificios.

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