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FERIA DE SAN ISIDRO

David Luguillano: "El toreo no tiene nada que ver con las estadísticas"

Cepeda y Puerto completan el cartel de hoy

"Entre novillero y matador son 11 las veces que he estado en San Isidro. Bueno, eso creo". David Luguillano presume de artista y desdeña cifras y puestos en el escalafón con la firmeza de los diestros que se saben diferentes. "En el toreo los mejores recuerdos no tienen nada que ver con los números de orejas, la edad del diestro o cosas parecidas. El que nace torero, nace torero y ya está", afirma el diestro vallisoletano, que hoy cumple su primer y único compromiso en la feria en curso.

"El verdadero toreo", insiste, "no tiene nada que ver con las estadísticas". Para dar firmeza a la argumentación echa mano de un dato: "Mi mejor faena en Madrid fue el día de mi confirmación del doctorado [el 1 de octubre de 1991]. Fallé con la espada, pero quedó lo fundamental". A sus 29 años es ya una década de matador la que le contempla (tomó la alternativa el 13 de mayo de 1990 en Valladolid) y, en la línea de lo apenas declarado, se exhibe partidario de seguir pausado el camino de los éxitos seguros: "Lo que cuenta es la trayectoria y conseguir evolucionar en tu profesión. Yo tengo claro que soy feliz toreando. Esto es lo que más me gusta hacer y, en consecuencia, tienes que crecer poco a poco, peleando siempre por encontrar algo que no te haga perder la ilusión".Hoy cumple su primera y solitaria cita en San Isidro, en compañía de Fernando Cepeda y Víctor Puerto, frente a los astados de Gavira. "Lo de la ganadería es lo de menos. Uno viene a Madrid mentalizado para torear lo que salga por chiqueros. Ésta es una plaza muy especial", afirma y, lejos de cualquier atisbo ni empeño de originalidad, despacha de seguido lo que hace a Las Ventas tan peculiar: "Primero tienen que pasar [el reconocimiento veterinario] los toros, luego está la cuestión del viento, que sin duda es lo que más me preocupa y, por último..., ¿qué se yo? son tantas cosas". En cualquier caso, "uno ya tiene la suficiente experiencia", continúa, "para no dejarse impresionar. Madrid da y quita muchas cosas, pero no todo depende de lo que hagas una tarde. Lo importante es venir con la mente despejada, consciente de la responsabilidad... pero sin dejarse avasallar. Siempre es un reto y hay que afrontarlo de manera equilibrada y con la mente despejada. Bien mirado, al fin y al cabo, es una tarde más".

Temple

Luguillano llega al compromiso de hoy después de haber toreado en Valladolid ("conseguí una oreja en el primero y al fallar con la espada en el segundo me quedé sin las orejas") y Benavente (Zamora) como único currículo. "Antes he toreado cuatro veces en América. El toro mexicano, con el que me he acoplado bien, me ha servido para profundizar en el temple. De todos modos, ya lo he dicho, el número de festejos no me quita el sueño. Yo me encuentro bien, con ganas y más cuajado como torero", comenta sin dejarse ganar un paso por el desánimo.¿Se siente viejo con tantos nuevos valores alrededor? "El que nace torero", insiste, "lo es para siempre. Luego, con el tiempo te vas haciendo, vas mejorando. Pero todo está dado desde el principio. Da lo mismo que tengas 15 o 50 años. En el toreo no existen los jóvenes o los viejos. No valen ni las edades, ni los números. Las estadísticas no cuentan".

La corrida de hoy, 27ª de feria: toros de Gavira para Fernando Cepeda, David Luguillano y Víctor Puerto. A las siete de la tarde.

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